Por fin después de mucho - demasiado - tiempo hemos tenido un momento para poder sentarnos a jugar con Pocoyó Disco. Y es que con tanta navidad no se para en esta friki casa. Cuando no hay cosas de Star Wars hay señores gordos con barba que traen regalos y ahora, simplemente porque estamos un poco pochos, nos hemos concedido un día de descanso para poder desempaquetar y jugar con todas las cosas guays de esta Navidad.

Seguro que en vuestras cartas a los Reyes Magos tenéis muchos apuntado Pocoyó Disco, y es que a parte - y con permiso de - la señora Peppa Pig es el persoanje más adorable y achuchable del mundo mundial. Nosotros aún dormimos ocasionalmente con Pocoyó Cucu Tras que visitó nuestro hogar el año pasado por las mismas fechas para quedarse para siempre y un año y varios cambios de pilas después aquí sigue cantando y jugando a esconderse como el primer día.

Pocoyó Disco es considerablemente mayor que su hermanito Cucu Tras, cerca de 30 centímetros que lo hace ideal para nenes de un año en adelante. Pesa poco y se puede manejar perfectamente. Además, y esto es bastante curioso, es bastante estable para mantenerse de pie sobre las piernas y baila misteriosamente bien para su tamaño, vamos, que ya quisiera mi señora madre mover así el esqueleto.

Además es blandito, de peluchón por fuera aunque las partes móviles lleven dentro alambres para mover el mecanismo. Y me van a permitir la frivolidad pero las gafas de sol son lo más .

Pocoyó es un juego educativo interactivo. ¿Y eso que quiere decir? Pues sencillamente que puedes jugar solito con él y te enseña un montón de cosas aunque para ser honestos no te corrige, para eso está tu mamá detrás dicendo "nonononono" o lo que es peor, tu papá intentando jugar por su cuenta con él. ¡Un desastre!

¿Qué tiene Pocoyó Disco? Pues un total de cuatro juegos diferentes adecuados a cada edad y capacidades.

1. Los números. Yo contar hasta 5 ya sé pero lo de ver los números no, sé cuales son más o menos pero no cómo se dibujan y esas cosas. Pero con los discos ya voy aprendiéndolos y acercándoselos a Pocoyó. Además se hace en inglés.

2. Colores. Aquí soy un hacha así que ya sea identificándolos o diciendo de qué color son los amiguitos de Pocoyó me defiendo, aunque Pocoyó sigue yendo un poco rápido para mí. Y en Inglés ni papa pero ya me los estoy aprendiendo.

3. Instrumentos musicales. La primera vez hubo un drama humano proque los identifico más o menos bien pero no tengo ni idea de la diferencia entre una guitarra y un violín. No hay forma, que no me aclaro para nada, que no lo entiendo.

4. Cantar y Bailar. Esto es lo mío, aquí soy una máquina de mover el culo pero me he quedado bastante flipado de la coreografía de Pocoyó y aún no me sé la nueva canción aunque me da mucha risa cuando se embala a cantar y bailar.

Cuando coges a Pocoyó y lo levantas del juego se interrumpe el mismo pero si lo depositas de nuevo puedes seguir en dónde lo dejaste ya que los juegos e activan tocándole la manita.

Además puedes escanear el código Bidi, bueno, tu papá o mamá pueden y encontrarás un montón de cosas para seguir jugando fuera de casa con Pocoyó y sus amigos.

Será uno de lso juguetes de estas navidades, si tenías dudas corre a por el tuyo que los Reyes Magos lo mismo están liados y no les da tiempo. 

En esta casa nos gusta mucho jugar. A las cosas estas de construir y a juegos de imitación, e incluso a los juegos de mesa. Pero además somos conscientes de que los niños vienen con un Ipad debajo del brazo y esta generación va a daros mil vueltas así que, queridas mamás tecnológicas... asumid la primacía de vuestros hijos de la era digital.

Hace frío. Una familia friki estándar con estos grados lo que suele hacer es sacar la artillería pesada de juegos de cartas y el chocolate calentino y darle al vicio mientras fuera hiela y se hace de noche pronto. Eso es lo que fuimos a hacer la semana pasada para descubrir que desde los 3 años los peques también pueden darle a eso de los juegos de cartas.

No os voy a llamar viejunos... Bueno, un poco, pero seguro que si os gustan las fotos que acompañan estas líneas un poco viejunos si que sois...

Vamos a ser sinceros. A mi me gusta más un coche que a un tonto una tiza. Es ver algo con cuatro ruedas y pierdo el rumbo, es más, si le sumas que haga ruiditos, tenga luces o ande solo ya tienes a un niño entretenido, contento y feliz.

Creo que todo niño entre el año y los 70 tiene una sola obsesión en su cabeza: los coches (con la variante de las motos, claro). Los coches son geniales, tienen ruedas y son fuente inagotable de juegos, ruedan, chocan, vuelan, ... y luego incluso pueden ir por carreteras, de verdad o ficticias.

Últimamente he generado una tendencia a hacer que sus carreteras sean las paredes de las casas. Y la verdad es que eso provoca una reacción poco positiva en mis progenitores (o en las caras de los propietarios de las paredes en general). Así que Papa Noel, que es muy listo, me ha "sugerido" que puedo empezar a usar los coches de una forma mucho más civilizada.

Miniland es una marca de juguetes educativos preciosísimos. Tienen una selección de juegos de lo más variopinto, desde construcciones a juegos de imitación con materiales muy buenos (no quiero decir que sean comestibles, aunque lo intentaré) y acabados a prueba de bomba. Y en su sección de vehículos tienen un tapete que es el sueño de cualquier fan de las casas pinterest, una "alfombra" plegable que se puede guardar cuando se acaba de jugar. Es decir, que evita la expansión de los juguetes hasta tomar la casa entera como si se tratase de un virus mortal.



Por supuesto este hecho es el que más valora mi mamá, aunque me paso el día diciendo que quiero las carreteras. Las señales de tráfico, al contrario que otros juegos, están incluidas en el tapete y no son verticales, de forma que se puede usar desde pequeñines sin miedo a confundir un palo de STOP con una piruleta y liarla parda.

Además tiene una variedad de coches muy majos. van desde los Mini de 9 centímetros, los Go y Jobs de 12 y los dumpy de 18. (de los gigantes ya no hablo que eso es ya mucho...) El tamaño ideal para el tapete es el de 12 centímetros y se pueden jugar tranquilamente con muchos vehículos. Tanto por forma como por color son bastante atractivos y la verdad es que no he conseguido desmontar aún ninguno...

Por supuesto los coches los puedes sacar de casa y darles paseos por el mundo, yo ya no salgo sin llevar uno en la mano... ¡A ver cuanto dura el juego entero!

Las cosas como son... Yo soy muy de Pacman... no lo puedo evitar, me va en los genes... Y es que este año es mirar los
catálogos de navidad y no e por cual decantarme, vamos que si el señor gordo de rojo me los quiere traer todos yo no pienso poner impedimentos.

Pero claro. Se supone que hay que elegir, que todos los nenes tienen que tener su regalo y que no podemos abusar... Perfecto, lo acepto, lo comprendo y me jorobo. Pero ¿No os parece adorable este Pacman Comiloon?


En realidad se llama COCO, así, gritando, porque cuando el abuelo preguntó que qué era eso mami dijo que un comecocos, y así se ha quedado. COCO. Y no sólo es que se haya quedado, es que además es como mi sombra, como con él, duermo con él...Lo único que no me dejan es ducharme con él porque lleva pilas, si no ya se había dado un chapuzón.

La verdad es que COCO es muy apañado, es chiquitito y puedo llevarlo a cualquier lado, y aunque no hace mucho, sólo ruiditos, ya es la banda sonora de mi hogar. Es lo primero que se escucha cuando me despierto, abro los ojos, lo busco y Grrr, Ñam, Ñam... Retahila de ruiditos para que me hagan caso. 

También es un buen compañero de juegos. No da nada de guerra. Hace lo que le dices, no protesta y se deja mangonear en el parque. Es buena gente este COCO.

Y resistente. ¡Le he dado una de porrazos! Se ha caído desde todos los sitios donde se pueda caer, e incluso el otro día se dio un remojón en la sopa... Y oye, como nuevo, ni se inmuta.

Por sorprendente que parezca se ha convertido en uno de mis kekos frikis favoritos. Quizás por la cantidad de siestas que me he echado en su homónimo de peluche, o simplemente porque cogerle del brazo es superfácil y apañado. Pero me tiene enamorado.

¿Y tú? ¿Te lo pides?

Por eso cuando llegaron a casa los Mega Blocks se dispuso a sacarlos de la bolsa con presteza... Su gozo en un pozo, dentro de las cosas molonas de las construcciones está que tiene como miles de millones de pegatinas que se ponen en las piezas con animalitos, letras... Y mi madre eso de pegar algo recto lo lleva muy mal. Por eso recurrió al plan B, también denominado Plan Abuelo. Y le encasquetó la tarea a su progenitor que ni corto ni perezoso inició una faraónica obra de ingeniería para que quedasen las letras en zonas diferentes para que dentro de milenios sea capaz de poner palabras.

Una vez solventado ese fallo inicial la cosa fue mucho mejor. Lo primero es que el abuelo construye y yo destruyo. Contra más alta sea la torre mejor. Y de vez en cuando tengo que buscar cosas como el "tata" - a.k.a. Oso - o los Brumbrums - a.k.a. coches. 

Al final, tras una semana ya era oficialmente constructor, las torres no eran muy impresionantes, tres o cuatro piezas y vuelta a empezar, pero por algo se empieza, ¿no? Este juego me está gustando y promete durar mucho, si no empiezo a tirar piezas por la ventana, que ya sabéis que estoy "mu loco".

Todos los juegos para bebés de esta marca son muy chulos, y además tienen la franquicia de Thomas la locomotora... No digo nada y te lo digo todo. 

Más info: http://www.megabloks.com/es-es/node/2 

El otro día llegó un paquete lleno de cubos bonitos. No tenía muy claro lo que eran pero la cosa es que sacamos uno de su caja y le dijimos que si quería jugar con nosotros. para mi sorpresa no tiene luces, ni sonidos, así que a parte de ser muy divertido de morder no le veía la gracia hasta que mamá sacó el Ipad y la rana cuadrada cobró vida. 

Entonces empezó a comer plátanos, pegar brincos, jugar con más muñecos, tener sed, hambre y ponerse malito. en ese momento perdí para siempre el Cupet a manos de mi progenitora. Su adicción es tal que no me deja ni cogerlo cuando lo deja a mano. Y la cosa es que no parece que se rompa ni nada. O eso creo.

En la parte de arriba tiene un código como el que estaba en la cosa esa de los Invizimals donde me llevaron y donde tampoco me dejaron coger las consolas (una vez dicho en alto creo que me están utilizando... ) de forma que si lo tienes delante puedes verlo interactuar con tu entorno y si no puedes jugar a muchos juegos para conseguir monedas y comprarle vicios a tu mascota.

Es como el Tamagochi definitivo de nueva generación porque:

1.- Puedes jugar con la pieza a parte, es decir, mamá coge la tablet que yo esto construyendo una torre de Cupets.
2.- La app es para Android y Apple. Puedes descargar cada bicho en dos dispositivos diferentes, eso se agradece porque en casa creo que hay más móviles que personas.
3.- Se puede jugar con y sin muñeco.
4.- Los minijuegos tienen diferentes dificultades así que hasta yo he ganado ya puntos.
5.- Es para niños de 4 años en adelante, pero su dinámica es sencilla por lo que creo que dentro de nada me verás alimentando a los bichos.
6.- No tiene violencia, muertes y destrucción, esto le gusta más a mi mamá que a mi papá.
7.- El precio es muy económico, lo puedes encontrar en cualquier juguetería por algo menos de 8€.

Si lo de Papa Noel molaba esto es ya la repera.

En mis venas corren genes de jugón. Eso no es malo, al contrario, hay juegos muy bonitos, llenos de animalitos y que enseñan cosas muy chulas. Con esto de la Navidad sacan muchas cosas para que los Reyes Magos tengan variedad para elegir y en Madrid hay muchas cosas que hacer, a cual más guay que la anterior.

Durante el puente de diciembre y el próximo fin de semana (del 13 al 15 de diciembre) en la antigua estación Norte de Principe Pío (un edificio abandonado pegadito a Renfe) han montado un laberíntico entretenimiento para que los más peques disfruten descubriendo el mundo de los Invizimals. Unos “animalitos” la mar de monos que viven escondidos en todas partes y que tienes que cazar.

Al entrar en el universo Invizimals además puedes chupar, digo probar, la PS Vita que les ha molado mucho a mis papis. Papá, que es un jugón y se ha venido encantado de excursión, quería llevársela de paseo pero no ha habido acuerdo con la organización.

La Alianza de Cazadores de Invizimals es la nueva entrega del juego que salió hace seis añitos y que permite ver en tu propia casa con la cámara los animalitos e interactuar con ellos desde cualquier sitio, lo cual tiene su gracia. Empezamos la visita en el cuartel general para ir adentrándonos en el universo de estos seres chiquititos en diversos entornos. Y venga a ver bichos, y ver consolas, y jugar… Y al final te dan un carnet de "Cazador" super fardón.

Además la actividad es gratis y solidaria. Sony, que son muy majos, donan por cada niño que entre un euro a favor de la Fundación Juegaterapia, una organización sin ánimo de lucro que trabaja sin descanso para que los niños hospitalizados durante largos períodos de tiempo puedan jugar y para ello donan consolas recibidas por colaboradores anónimos y diversas empresas, y han colaborado en la reforma de jardines en hospitales como La Paz y 12 de octubre en Madrid, creando espacios bonitos para los peques que lo están pasando mal en el hospital, que yo cuando estuve era muy pequeñito pero no hay nada peor que un nene malito.


•  Fecha: Desde 05 de diciembre de 2013 hasta 15 de diciembre de 2013
•  Dónde: Antigua Estación del Norte
•  Dirección: Cuesta San Vicente - Príncipe Pio
•  Horarios: J 5, de 16 a 20 h. Del V 6 al D 8 y del V 13 al D 15, de 10 a 20 h.
•  Precios: entrada gratuita
•  Edad recomendada: Entre 6 y 12 o jugones natos.  

 Canción: Pearl´s Dream - Walter Schumann (Night of The Hunter OST)