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martes, 28 de marzo de 2017

El Astrotransportador

Me llamo Miguel, de mayor quiero ser capitán y me encantan los tiburones. Es lo que más me gusta del mundo mundial. Ese soy yo y esas son mis pasiones. Mi mamá me ha comprado un gorro de capitán y me dice que voy a ser el mejor capitán del mundo. Cuando crezca quiero que me compren un traje de capitán.


¿Por qué os cuento todo eso? Pues porque en ArteEspacio Plot Point ponenEl Astrotransportador y la obra trataba de eso: de pasiones, de gente que trabaja duro por conseguir lo que quiere, de la amistad y la confianza... es mucho para describir una obra de teatro infantil pero es lo que hay.

Por una parte está Marti, una empollona simpática que ha construido una nave para poder ir al espacio. Está muy emocionada, lo ha preparado todo y tiene un compañero de viaje muy especial, su mejor amigo Lol que confía ciegamente en más capacidades de Marti y haría cualquier cosa por ella, incluso llevar los bocatas para el viaje.

La obra es muy entretenida y tiene tiempo para cantar y bailar si los peques se animan. Además una vez terminada la obra te dejan hacer algo super guay: montarte en el astrotransportador y conocer a sus protas. La magia del teatro elevada a la enésima potencia. Cruzar la cuarta pared y molarlo todo.

Mira que soy un tío tímido pero fue muy emocionante y divertido.

La obra era muy divertida y amena para peques desde los 3 añitos en adelante. 

Comprensible y con bromas adecuadas y los actores eran majetes, muy majetes. Y no lo digo por el chantaje de las chuches del final. Lo digo porque lo creo de verdad.

Pues eso, que llenéis la mochila de refresco de limón e ilusión y os paséis por la sala a disfrutar de esta obra de teatro. Que os va a molar, palabra de friki.


Más info y entradas:
https://www.atrapalo.com/entradas/el-astrotransportador_e4807978/

lunes, 13 de marzo de 2017

Cómo es ver La historia interminable en pantalla grande

Os va a parecer gracioso pero tengo que contaros algo sobre cine que no es lo habitual. Sabéis que desde que tengo meses hemos ido al cine y que de un tiempo a esta parte lo hacemos con total asiduidad. ¡Me encanta el cine! Creo que es cuestión genética... También es cierto que no me vale cualquier cosa, ay películas que me encantan y otras que no me gustan nada. Y no tengo problemas en reconocerlo y verbalizarlo. Mientras, por poner un ejemplo cercano, Vaiana o Batman la Legopelícula me encantaron pero Canta me pareció un bodrio importante. Según mi madre tengo más razón que un santo así que supongo que heredaré las secciones de cultura que lleva ella en un futuro cercano. 

El pasado fin de semana en el Cine Palacio de la Prensa o Cine de la Prensa o como quieran llamarlo ahora, se celebró la ya mítica Muestra Syfy de cine fantástico. Y digo a mítica porque tengo 3 años y es mi tercera edición así que creo que puedo afirmar que llevo pleno (incluyendo el año de asistencia pasiva en la barrigota).

Este año además pude ir a las dos sesiones, si, dos, porque por fortuna las cosas de cultura vuelven a estar de moda y los padres sacan a sus hijos a disfrutar de ellas. Y vimos dos películas, la primera una suizo belga preciosa y cruda, La vida de Calabacín. Y antes de la proyección hicimos manualidades y esas cosas. Pero de la que quiero hablaros es de La historia interminable. Si, la de toda la vida, al de tus padres, esa...

Muchos tuvisteis la oportunidad de verla en el cine por el concursazo que nos ofrecieron los amigos de Syfy y a pesar de que las edades iban desde los pocos meses a los 14 años (más o menos) la impresión de todos los peques fue excepcional pero lo que a mi me llamó la atención fue la de los padres. Esos créditos iniciales con todos cantando como posesos, los vellos de punta escuchando la melodía, los aplausos cada vez que Atreyu conseguía un logro, los vítores al dragón de la suerte... Esas cosas que hicieron que los padres fueran los niños. 

Sinceramente, desde mi metro de estatura ir al cine a ver cosas de estas me parece de lo más curioso. Primero porque es educación cinematográfica de primera línea y segundo porque son esas cosas que unen a dos generaciones. y puedo prometer y prometo que La historia interminable me gustó mucho, porque soy un nostálgico ochentero aunque sea un Millenial. 

El año que viene queremos veros a todos allí, recordad, más o menos la primera semana de marzo. ¡Pasamos lista!

Más info: http://www.syfy.es/movies/muestra-syfy

lunes, 28 de noviembre de 2016

Visitamos Burrolandia

No os riáis, cuando me dijeron que me llevaban a Burrolandia me recordó a Pinocho, cuando se escapa del cole y se va con un circo y convierten a todos los nenes en burritos. Me parece una imagen tan impactante la de tener tantos burros juntos como en la película.


La verdad es que lo primero que nos sorprendió de Burrolandia es la cantidad de gente que había. El recinto era también muy extenso, cosa que tampoco esperábamos para una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a rescatar a burritos y otros animales. Y la verdad es que casi todos estaban allí por el boca oreja así que no os sorprenderá que lo pasásemos tan bien.
Adultos flipándolo
Al lío, los burros, lo creáis o no son una especie declarada patrimonio de la humanidad y en Europa su número ha descendido tan drásticamente que en España dos de sus tres especies autoctonas están en peligro de extinción, en especial la raza zamorano-leonesa y la catalana. ¿Motivos? Pues los burros han dejado de ser útiles en el campo y por tanto su número en el continente ha pasado a ser muy escaso, por lo que han surgido iniciativas como esta para rescatarlos y cuidarlos.


Burrolandia abre todos los domingos del año de 10:00 a 14:30  es un sitio muy curioso. Por supuesto la principal atracción son los burritos pero hay muchas cosas que se pueden hacer. Desde disfrutar de su increíble museo de piezas de labranza a participar en sus actividades: charlas, conocimiento del medio, y sobre todo, las que más nos molaron; dar de comer a los burritos y montar en una calesa.


La entrada es gratis, por lo tanto puedes aportar la voluntad, hacerte voluntario, comprar algún producto exótico como leche de burra para sentirte Cleopatra o dar de comer a los burritos porque te ofrecen por 2'5 euros una ración generosa que permite un buen rato de diversión y apuestas sobre si algún niño perderá una mano devorado por las fauces de los burritos. También se puede dar un paseo en carrito por 3 euros y para completar tienen un pequeño bar muy económico para picar algo o tomar una coca cola. Todo muy kidsfriendly y con mucho olor a campo (ya me entienden).
Las citadas fauces de los burritos, ¿Os he dicho que un miembro de la expedición recibió un bocado?

Un plan muy, pero que muy aconsejable. Espero qeu os animéis y nos contéis qué tal la experiencia. 

Más info: www.burrolandia.es

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Recogiendo frutos rojos con Rural It en Lozoya


Vuelta al cole y aunque tenemos pendiente hablar de un montón de cosas de este verano vais a permitidnos que alternemos con la rabiosa actualidad porque si no esto "caduca" porque es fruta de temporada... Literalmente.

Al regreso de las vacaciones mi señora madre con nocturnidad y alevosía levantó el whatsapp (que ahora es lo que era antes el teléfono) para conseguir un plan decente el fin de semana y no acabar encerrados en casa subiéndonos por las paredes muertos de calor gracias a las olas esas del infierno que hacen que este septiembre sea el peor que se recuerda en décadas. Al otro lado estaba Cookita que tardó medio minuto en escupir un planazo de Rural It. A pesar de que las expectativas eran bajas , porque estoy especialmente destructor y la idea de un plan bucólico no acababa de resultar realista, decidió fiarse de la reina de las galletas y dejarse llevar por su Dieta de la Felicidad y su karma slow life que a día de hoy nunca ha estado en su apretada agenda y con las mismas quedamos todos los canijos para hacer una excursión que prometía ser cuanto menos interesante.


El plan era acudir a una parcela de recolección de frutos rojos en la localidad de Lozoya. Así que aprovechando que vivimos en el fin del universo y que las ganas de cachondeo eran grandes decidieron que era una buena idea meter a tres niños en la parte de atrás de un vehículo. El primer obstáculo fue la logística tipo Tetris que cayó sobre Tamara, que tiene, como sabéis, un master del universo en meter muchas cosas en poco espacio. Milagrosamente consiguieron cerrar la puerta y nos embarcamos en un viaje lleno de cosquillas, guantazos y Pablo Alborán.

Al llegar a Lozoya las adultas murieron de amor. Sus calles, sus casas, y se pusieron hasta arriba en una tasca local recomendada por un autóctono mientras los peques disfrutaban de los tesoros que salieron de esas bolas sorpresa del bar. Y después de llenar los estómagos continuamos con un paseo que acabó en batalla naval en la fuente de los cuatro caños del pueblo. Posiblemente yo me llevé la peor parte acuática aunque Mini Cookito se llevó el cosco con conmoción cerebral de rigor.



Después bajamos al lago donde seguimos un poco el guarreo que finiquitaron llevándonos a un chiringuito hippie donde construimos una montaña de piedras en el arenero en gallumbos como personas poco decentes que somos.



A pesar de estar super a gusto las mamis decidieron que el objetivo de la excursión seguía siendo ir a coger frutos rojos - aunque sabemos que si no llegan a haber pagado por adelantado seguro que no les sacan del chiringuito - nos desplazamos a El Puente del Molino donde armados con una caja de cartón aprendimos a recoger frutitas y degustarlas a dos carrillos.La pequeña finca justo al borde del lago posee dos hectáreas preparadas para recolectar arándanos, frambuesas, grosellas, moras...



Allí aprendimos mucho y perfeccionamos técnica. Ir con Tamara es un plus porque nadie sabía que las grosellas se cogen por racimos,  o que los arandanos tienen que ser super morados, que las fambuesas cuando tiran a oscuro son más dulces,... Eso y muchas otras cosas como que hay grosellas blancas y Frambuesas tirando a amarillo que están muy ricas.



Los peques pudimos acceder y recolectar los frutos, y no os vamos a engañar, también nos comimos alguno. Somos unos zampabollos de impresión. Y siendo destructores natos aprendimos, comimos sano y encima lo pasamos en grande por lo que no podemos poner pegas a este plan... Bueno, que sólo fuera un día porque lo pasamos super bien y queremos repetir ya. Somos unos ansias y eso de salir los fines de semana nos mola cantidad.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Centro de Fauna José Peña

Hay gente que no le gusta el concepto del Zoo. Por desgracia es un término que a los peques nos resulta fascinante independientemente de las connotaciones de privación de libertad de los bichos. Porque aunque quieras explicarme que esos elefantes tan molones no pueden irse a la selva aún no tengo la habilidad para entender lo que eso significa. Por eso a los peques los circos, zoos y demás les gustan. Y eso es así, y lo mejor del mundo es que existen formas muy prácticas de tenerles contentos y no traicionar los principios de los padres comprometidos. Obviamente no son tan vistosas como ver delfines saltando por un aro pero si pueden dar una lección sobre lo que les pasa a esos animalitos que tenían que estar en el monte y acabaron topándose con un humano con mala baba.

  
El Centro de Fauna José Peña (o Natura Navas)  es un centro donde van animales salvajes a recuperarse de lesiones que suelen ser tan graves que les impedirían volver a vivir en libertad porque serían rechazados y atacados por sus compañeros o porque necesitan medicinas para seguir viviendo.

A mi mamá le parece que el concepto y el ver a animales que han estado tan malitos (algunos tienes marcas muy visibles) hace que tengas una crisis de fe en el ser humano pero se te pase al ver cómo intentan recuperarlos. La entrada y el dinero que recaudan de la granja sirve para cuidar y proteger a este tipo de animales (salvajes y autóctonos): lobos, ciervos, algún animal de granja pero sobre todo una sección de aves salvajes que es bastante increíble son los reclamos principales. No deja de tener un formato de Zoo, pero en el fondo entiendes que el significado no tiene nada que ver.

La zona de granja es simplemente ideal, ovejas lanudas tan grandes como un adulto, cabras muy bonitas y un cuidado que ya querrían para sí los zoos "de verdad", gallinas y cerdos bastante majos. Muy hambrientos que te pueden comer una mano pero es parte de la gracia de conocerlos.


Tienen entradas muy económicas y algunas actividades de concienciación para nenes un poco más mayores que parece que están muy bien. Puedes quedarte a comer en el picnic y es una visita ideal para una mañana o una tarde (ojo en esta época del año porque está totalmente desangelado sin árboles y podéis pasar mucho calor).

El personal es muy atento, te indican y animan a interactuar en las actividades y explican lo que necesitas saber contando anécdotas sobre sus inquilinos que hacen que tomes aún más cariño a la gente que pasa por allí, y sobre todo a los animalitos ¡Esperamos que tengan una vida genial!




Más info: http://www.naturanavas.com/
Dirección: Ctra.M-501, Km 40, 28695 Navas del Rey, Madrid
Teléfono: 636 72 11 14

miércoles, 29 de junio de 2016

Perdidos en El bosque Encantado

Hay sitios muy curiosos en Madrid. Lugares geniales para pasar el día y echar unas horas de imaginación y aprendizaje porque El bosque Encantado, a pesar de ser una especie de parque temático de los árboles no deja de ser un excelente jardín botánico y así los peques podemos aprender, disfrutar y de paso pasar un buen rato.


Se encuentra en la localidad de San martín de Valdeiglesias, no es de fácil acceso, las cosas como son, y nos pillaba un poco a desamano pero aún así la excursión merece la pena. Pasamos una mañana genial gracias a Juntines para poder enseñaros las cosas chulas que se pueden hacer luchando contra el calor y la alergia.


Mi señora madre me estuvo explicando que íbamos a ver un parque con árboles con formas. Y no me engañó. Numerosas esculturas verdes pueblan el parque que está excelentemente cuidado, verde, regado, señalizado y controlado. Así que llegamos y nos topamos con el Bienvenidos que ya anunciaba muchas plantas en el camino, flores gigantes, figuras humanas, e incluso zonas temáticas dedicadas a plantas aromáticas, bonsais o cactus,.. había para todos los gustos.


La idea es perderse y recorrer -sin mucho mapa- el parque que es muy manejable en tamaño y además posee rampas para acceder a casi cualquier parte. La zona de los inventos, los cuentos, los animales de agua, aves, dinosaurios, las artes, amigos del hombre, seres mitológicos ... Todo lleno de riachuelos, fuentes y zonas de descanso, con mucha zona de sombra y aspersores refrescantes a cada poco (lo que hizo que nos diéramos unos buenos baños en la visita). Hicimos el tonto, intenté tocar las eculturas pero no me dejaron aunque si pude acercarme y observar lo chulas que son las estructuras donde ponen las plantas, y para el calor que hace estaba todo tremendamente verde.

A mi me gustaron especialmente, por orden riguroso: El árbol tren, los cactus y el laberinto... ¡Ay! El laberinto molaba mucho, de verdad. No parecía gran cosa hasta que decidieron dejarme dirigir la expedición a mi y no había forma de salir. Tras veinte minutos de dar vueltas y de aprovechar alguna calva para hacer trampas conseguimos llegar a la salida contra el pronostico de mi madre que decía que íbamos a morir allí encerrados. Ella siempre es muy positiva.



La zona de juegos era pequeñita pero sombreada y cerca del bar así que con Mickey, Donald y demás en cada puerta pudimos jugar un rato de la forma tradicional con tobogán, cabaña india y esas cosas que siempre funcionan entre los peques.


Se tarda en ver el parque cerca de dos horas, más lo que te quedes encerrado en el laberinto, pero puedes estar todo el tiempo que quieras dependiendo de lo que te interesen las plantas, leer los carteles o aprender de botánica...O si no buscar el tren, ducharse en los riachuelos o intentar encontrar la salida. cada cual decide lo que necesita hacer y se adapta cada visita.

Ideal de 3 a 99 años.

martes, 17 de mayo de 2016

De cómo el maratón de fotos de FNAC se nos fue de las manos

Mi tita Bea es una fotógrafa en ciernes. Parece ser que antaño bromeaba con ganar el Pulitzer pero se vino arriba y ahora está en pleno master Photo Epaña dándolo todo. Y hace un par de fines de semana decidió que era una idea excelente salir a sacar fotos en la Maratón que organziaba FNAC. Y allí que nos fuimos toda la familia, cada uno con su cámara, más contentos que un San Luis.

A día de hoy y a no ser que la organización diga lo contrario soy el señor con cámara más joven que fue al evento con una FujiFilm del año catapum de mi señora madre que me dejaron llevar y usar a placer. La gran frase del día fue, "voy a sacar una foto a eso" y si no encendimos mil doscientas veces la cámara no encendimos ninguna.

Bueno, pues mi madre y mi tía (aka las motivadas) iban con sus cámaras hiperflipadas mientras yo me dedicaba a sacar fotos a diestro y siniestro, el resultado es que yo tenía a la hora de la comida dos fotos más o menos decentes y ellas cero patatero.

Pero quizás no sea sólo la falta de visión o que el tema era complicado - por cierto, aprovecho desde aquí para decir que si en concurso es también infantil deben contemplar que seamos capaces de entenderlo los peques porque "Realidad o Ficción" fue sustituido como "cosas de mentira" para mi corta experiencia vital - lo realmente ralentizante de la jornada fue la cantidad de cosas absurdas que hay en callao un fin de semana.

En las primeras horas de maratón nos dieron globos, entramos a mercadillos, hicimos un pintacaras, ganamos una pelota firmada por Nadal (de mentira pero la ganamos), encontramos un dragón y nos sentamos en el Trono de hierro. Y todo porque "nos lo íbamos encontrando de casualidad", vamos , que si lo planeamos no sale mejor.

Y mi familia sin foto.

Por supuesto no quiero decir que la experiencia no haya sido interesante pero quizás para otro año hay que centrarse un poco más.

A todo esto quiero enseñaros mis obras maestras como fotógrafo. No seáis muy crueles con mi primera vez, que yo me siento muy orgulloso del resultado...

¡De aquí a dos años lo peto! 

viernes, 29 de enero de 2016

Navidad 2015: Madrid en Navidad

Este año hemos hecho muchas cosas por primera vez y otras por tercera vez. Por ejemplo es el primer año que ayudo a poner el árbol de Navidad, me ha encnatado y cada vez que veo uno me da una ternura impresionante, por supuesto no es tan guay como el mío que tiene cuatro bolas en cada rama pero ellos hacen lo que pueden. 

Foto de Eva Gascón Fotografía
Todos los años hay que dar una - o más - vueltas por el centro de Madrid. La verdad es que está muy cuco con sus luces, su plaza mayor, sus árboles gigantes, y su Cortylandia. Tercer año de instaurar tradiciones y visitar los mismos sitios aunque implementando otras como tomar un chocolate en San Ginés o la que más ha triunfado: patinar sobre hielo.

He de decir que no las tenía todas conmigo porque mi señora madre nunca, NUNCA, aprendió a patinar. Esto es así. Así que cuando llegamos a Colón para coger el Bus de la Navidad y se organizaron dos grupos comenzó la guerra psicológica bajo el lema: "yo quiero ir ahí". Como mamá tiene amigas que valen un potosí, tienen mucho valor y además se enrollan me unifiqué a la unidad familiar ajena y me lo pasé teta patiando sobre hielo en la super pista que tenían montada allí por navidad.

Foca arriba, foca abajo, patinando, culazo gordo, incluso una mini incursión en la pista de mayores hasta que nos interceptaron y fuimos expulsados por pequeños, pero ¡eh! Ya íbamos por la mitad.

En el palacio de Cibeles montaron un castillo hinchable gigante y dejaban saltar a los papás y mamás. Creo que por eso estaba lleno, es que a un padre le dejas hacer el gamberro y pierde los papeles.

También hemos salido al teatro, hemos visto muchas cosas y muy guays, El Bebé Extraterrestre, Alicia en el país de las Maravillas, Peter pan e incluso Disney Live.



Viajamos en el tren de la Navidad que a pesar de que a los mayores les pareció una "estafa de dimensiones apoteósicas" a nosotros nos sirvió para jugar durante dos horas". Fuimos a Malakids,  hicimos talleres de navidad, dimos la carta a todo el que se podía pedir cosas, comimos uvas y abrimos regalos.

Y por supuesto vimos a los Reyes Magos y asistimos a la cabalgata con al principal novedad de que este año hemos podido coger caramelos y disfrutarla de verdad (a pesar de un trancazo de impresión).

La Navidad mola, y las nuevas tradiciones más, el año que viene toca idear algo nuevo. A ver qué liamos ¿no?



¿Cómo han sido vuestras navidades? 
 
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