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martes, 18 de abril de 2017

Lisboa con niños: Belém

Una de las visitas obligadas en Lisboa con o sin niños es acercarse a la zona de Belém que, si bien es un barrio casi se antoja excursión. Nosotros tomamos la sabia decisión de llegar allí en barco porque, las cosas como son, darse una paseo por el Tajo era obligación. Es verdad que las rutas turísticas son una pequeña sajada pero merecen la pena si vas con un pequeño psicópata de los barcos y los tiburones. La ruta no dura mucho y se hace amena, y posiblemente más cómoda que en el tranvía a juzgar por la cola. Pero si te animas con el tranvía es el número 15, ruta moderna que bordea el río.


 En Belém hay varias cosas que no puedes perderte: el monumento a los descubridores, que es una cosa enorme a la orilla Del Río, la Torre de Belém donde nos empeñamos en subir por hacer la gracia turística, el monasterio de los Jerónimos que es una belleza por dentro y por fuera y la fabrica de los pasteles de Belém que huele que alimenta y que tiene una fila de gente hambrienta que dobla a la de cualquier monumento.

  Foto típica de Belém y foto de "no te acerques al borde que vienen olas aunque sea un río y te puedes dar un baño".



Obviamente la duración de la visita dependerá de la decisión de visitar por dentro uno o varios de los lugares de interés, si te quedas a comer o si no tienes nada de prisa.

 Lo normal es que en una mañana lo puedas tener finiquitado pero nosotros optamos por ir después de visitar la Feria da Ladra que hacen los martes y sábados en la ciudad y comprar cerámica y recuerdos de la zona, si pillas esos días es muy aconsejable, está en la zona del Panteón Nacional.

Así que a lo tonto se nos hizo casi la hora de la cena entre barco, subida a la torre y parada a por dulces.

El veredicto es positivo.

Nos lo pasamos bastante bien aunque eso de subir escaleras es un poco agotador y cuando las fuerzas flaqueaban tuvimos que recurrir a cazar Pokemon. Pero eso pasó con la comida. Nada que no arregles pasteles de bacalao o Pasteles de Belém, o si comes por la zona las dos cosas. 

Mira todo lo que puedes hacer en Lisboa en el resto de post que hemos publicado aquí: http://www.bebefriki.es/search/label/Lisboa 


jueves, 23 de febrero de 2017

De viaje a Lisboa : Alojamiento y comida

Nos hemos ido a Lisboa. Supongo que las familias normales suelen tener unos planes decentes y seleccionar los destinos en función a unos férreos criterios de prioridad, nosotros somos un poco más anárquicos. Decidimos implementar como tradición familiar un viaje anual (mínimo) de mami, tita Bea y yo. La cosa es que cuando nos dimos cuenta se nos habían pasado casi las fechas seleccionadas y al ir a ver los horarios y fechas de apertura de lo que en realidad queríamos hacer descubrimos que ya estaba cerrado así que usamos el típico plan B. Rastrear destinos de fin de semana largo que fueran manejables y no muy caros. Así descartamos varios sitios super chulos que requerían más de cuatro días de estancia y nos quedamos con Lisboa que además salía bien de precio. Tanto avión (low cost) como la estancia eran tan económicos que no tuvimos dudas, además la última vez que las señoras viejas que me acompañaban estuvieron por allí eran niñas así que era un buen momento para recordar la ciudad y ver las cosas nuevas.


Así que allí estábamos en el aeropuerto los tres, con las maletas, el carro, y ganas de pasarlo bien cuando la señora que revisaba los billetes verificó los apellidos y nos dio la idea de cómo llamar a los viajes a partir de ahora: Pacheco Trip. Así que os vamos a hablar de nuestro primer Pacheco Trip, las cosas que vimos, las excursiones, y para empezar el alojamiento y la comida, que, así para que quede entre nosotros nos pusimos las botas.

Es la primera vez que íbamos a apartamento en lugar de hotel o casa rural. Las ventajas son considerables. El uso de cocina es útil sobre todo sabiendo que tenemos unos horarios un poco surrealistas. Por supuesto no solemos volver durante el día pero cuando estás muerto mola salir de la habitación en pijama a cazar pokemons en el salón


Por el idioma no vimos la tele pero estábamos muy entretenidos igualmente. La selección de apartamentos para estancias cortas en la zona centro es amplia. La desgracia es que casi todos son pisos antiguos sin ascensor, la gracia es que son las típicas casas antiguas de Lisboa con sus azulejos de colores en el exterior y la verdad es que eso mola mucho. 

Nuestro apartamento era muy guay, teníamos salida a la terraza y la cocina era un pasote. Desde ella se subía a donde vivía "la señora de arriba" o según mi tía la que nos alquiló el chiringuito, pero vamos que se quedó como la señora de arriba. Una mujer muy maja y atenta que nos preparó un desayuno de quitar el hipo y me dejaba comer estrellitas de cereales todos los días a todas horas. Estábamos a 20 minutos andando del centro o un par de paradas de metro, lo que nos apetecía en función del cansancio.

Tened en cuenta una cosa, Lisboa es una ciudad de cuestas así que ir con carro es un infierno, el metro no está muy habilitado y los tranvías son estrechos así que... tenerlo en cuenta. Mola por las cosas que se pueden hacer con niños pero es una matada para las piernas de los padres que acaban tirando de los peques.  Que no os pille por sorpresa. Y siendo positivo pensad que os vais a ahorrar mucho en gimnasio. ¿Cómo lo ves?

La comida fue genial. Era muy, muy barata y nunca eramos capaz de acabar las patatas fritas, y ya os digo yo que soy de los que comen muchas patatas fritas. Con dos comidas comíamos los tres sin problemas. Para que os hagáis a la idea.

Además estaba de suerte porque el pescado era la base del menú, básicamente bacalao y la típica sardina. Pero la brasa de cualquier tipo de carne también. Nos encantó comer pastéis de bacalhau (croquetas de bacalao) pero también lo pasamos bomba gracias a las hamburgueserías artesanas que estaban por todas partes. Carne buena y con buen precio. 

Además de las raciones super generosas hay que tener en cuenta que las bebidas y los postres no son como los de España, vamos, son precios de personas normales así que podías permitirte pequeños (o grandes) lujos.

Y dejaremos los pastelitos de Belem para más adelante, que también nos pusimos finos.



¿Es complicado comer con peques? Pues no, y se puede comer barato, rápido, bien y típico sin mucho gasto. Así que... ¿Empezamos a contaros qué cosas hacer en Lisboa? 

Mira todo lo que puedes hacer en Lisboa en el resto de post que hemos publicado aquí: http://www.bebefriki.es/search/label/Lisboa 

lunes, 3 de octubre de 2016

Te cuento en la cocina: Ferrán Adriá, Carrefour y Disney ¡Juntos!

Os hemos hablado anteriormente de la presentación de la caravana de la salud, del Bulli y de Te cuento en La Cocina alguna cosilla pero no os hemos enseñado lo más importante... ¡el libro! Y es que todos estos actos rodean un proyecto muy bonito e inusual que hermana a Carrefour, todas las ramas de Disney, la Fundación La Caixa, la Fundación El Bullí y el hospital de La Paz para ayudar a que los peques conozcan, disfruten y aprendan sobre gastronomía como nunca antes se había hecho.


Mi señora madre está hipnotizada con el libro. La primera parte se la ha leído como cuatro veces y en ocasiones intenta explicarme alguna cosa muy básica para que aprenda algún proceso de eso del "cocinar", aunque con 3 años la cosa es complicada. A mi lo que me gusta es elegir el menú.

Por sorprendente que parezca soy el único niño del mundo que quiere comer a todas horas pez. Para desayunar, comer, merendar y cenar. El día que en el comedor me plantan merluza lo peto con la de caras sonrientes que me dan. Creo que es porque ese día nadie más tiene cara sonriente, pero eso ya es otra historia sobre la alimentación infantil donde no nos vamos a meter porque hay mucho padre remolón con eso de comer sano y variado.

También he de decir que me gusta mucho cocinar aunque normalmente no me dejan participar de muchos de los procesos. Por no decir casi ninguno. Pero cocinar es guay porque ayuda a practicar muchas cosas: psicomotricidad fina, medidas, números, destreza, medición de tiempos... así que lo que parece un mero juego casero se convierte en una fiesta didáctica. Preparar las medidas de las recetas y hacer las mezclas es cosa mía. Eso y realizar la cata aleatoria de productos. Así que para mostraros como se vive Te cuento en La Cocina hemos encontrado la receta más fácil del libro y me han dejado hacerla a mi solito ¡solito!

Las hojas son súper fáciles de entender con fotos, medidas y explicaciones que comprendo hasta yo. Así que os animamos a meter las manos en la masa y cocinar en familia. Nosotros hemos hecho nuestros rollos Hakuna Matata pero también hemos probado cosas muy divertidas y para todos los gustos como la tortilla de chips (sorprendentemente resultona) o los cubitos de chocolate helado para la leche en verano.


Una parte divertida del libro es que las recetas las protagonizan nuestros  personajes favoritos así que a priori si sale Rayo McQueen pues es más sencillo que quiera comerme un brócoli por voluntad propia. Las cosas como son. Así que uno de mis favoritos de toda la vida es el Rey León y encima la receta lleva pez. Y no necesita freír, ni cocer, ni nada así que os vamos a enseñar cómo disfrutar del libro y hacer la cena en un pis pas.

Dentro vídeo:


Más info: http://carrefourtecuentoenlacocina.com/

martes, 13 de septiembre de 2016

Re descubre la cenealogía de IKEA

Las estadísticas dicen que en verano suben hasta el 65% el número "meriendas cenas", esos momentos de asueto en que te pones a comer y te dan las tantas. O vas al cine de verano y hay bocatas por doquier. O simplemente los más pequeños caen destrozados después de unas sesiones intensivas de agua... Pero las cenas son la base de la vida familiar el resto del año y eso lo sabemos muy bien todos, sobre todo los amigos de IKEA, que esta temporada apuestan por reunirnos de nuevo en la mesa y dar la importancia que merece a esas cenas semanales.

Con el ritmo de vida que llevamos son pocos los afortunados que pueden comer en casa, pero casi todos llegamos a tomar la cena con papá y mamá después de sus días de trabajo interminables. Momento que aprovechamos para ponernos al día, unos con sus cosas, otros con sus preocupaciones y esperamos que muchos con sus alegrías del día. Ya con la tarea hecha, con el pijama puesto y duchados. Es el único momento familiar que nos queda antes de apagar los cerebros y descansar del día.

Además, y sin que sirva de precedente, las cenas son mucho más importantes que las comidas, son el hueco para colar las pizzas y los perritos calientes. Para premiar las hazañas titánicas de la jornada y para comentar la cantidad de cosas que hemos prendido en el cole. Me gustan las cenas. Me gusta poner la mesa, ayudar a cocinar algo sencillo pero rico. Me encanta ayudar y aprender cómo se hace una tortilla de patata o poder elegir el menú con mamá. Es guay saber que las etiquetas son unas pantuflas y la bata para no mancharse y las prisas son para dormir a pierna suelta y no para llegar a tiempo al cole o cualquier loca actividad extraescolar. Por eso hay que hacer un monumento a las cenas.

Así que nos sumamos a la fiesta de las cenas. Queremos que cada cena cuente, que sea una aventura y además sea divertido, brillante, único. Olvidar las tareas y descubrir un poco más sobre lo que es un tomate, cómo cocinarlo o si ole ente devorarlo. Ayudar con esa cena especial, o a ordenar el tupper del trabajo para papá. Esas pequeñas cosas que marcan la diferencia son las que molan. ¿Cómo mejoramos nuestras cenas este curso?

Este año empezamos el cole y queremos que las cenas sean especiales. Para empezar el principal objetivo es que sean divertidas. Un broche de oro para acabar durmiendo tranquilos y pensando en cosas ricas. Por eso intentaremos elaborar un menú los fines de semana y llevarlo a cabo, eso incluye esforzarse por cocinar un poco más y aprovechar los ratos muertos para dejar preparada la comida del cole. Es decir, intentar ser planificados para poder hacerlo de forma dinámica y amena.

  • Comer sano pero guay. Animarnos con las recetas casera, pizzas amasadas por nosotros, comida hecha 100% en casa y con cosas más frescas. Nada de congelador.

  • Sentarnos en la mesa grande, eso requiere, limpiarla, prepararla, ponerla, colocarla, y luego a la inversa. Así eliminaremos la sensación de estar siempre corriendo.

  • Intentar que la cena aporte, sume y si de paso podemos ponernos las pilas y aprender algo de gastronomía mucho mejor: comida del mundo, historia de la gastronomía, modos de cocinar nuevos... No sólo que sea entretenido para los peques, también que los mayores puedan llegar al día siguiente a currar y fardar de haber hecho un cuscús riquísimo.

Ya os iremos contando nuestros progresos, pero la cosa promete.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Recogiendo frutos rojos con Rural It en Lozoya


Vuelta al cole y aunque tenemos pendiente hablar de un montón de cosas de este verano vais a permitidnos que alternemos con la rabiosa actualidad porque si no esto "caduca" porque es fruta de temporada... Literalmente.

Al regreso de las vacaciones mi señora madre con nocturnidad y alevosía levantó el whatsapp (que ahora es lo que era antes el teléfono) para conseguir un plan decente el fin de semana y no acabar encerrados en casa subiéndonos por las paredes muertos de calor gracias a las olas esas del infierno que hacen que este septiembre sea el peor que se recuerda en décadas. Al otro lado estaba Cookita que tardó medio minuto en escupir un planazo de Rural It. A pesar de que las expectativas eran bajas , porque estoy especialmente destructor y la idea de un plan bucólico no acababa de resultar realista, decidió fiarse de la reina de las galletas y dejarse llevar por su Dieta de la Felicidad y su karma slow life que a día de hoy nunca ha estado en su apretada agenda y con las mismas quedamos todos los canijos para hacer una excursión que prometía ser cuanto menos interesante.


El plan era acudir a una parcela de recolección de frutos rojos en la localidad de Lozoya. Así que aprovechando que vivimos en el fin del universo y que las ganas de cachondeo eran grandes decidieron que era una buena idea meter a tres niños en la parte de atrás de un vehículo. El primer obstáculo fue la logística tipo Tetris que cayó sobre Tamara, que tiene, como sabéis, un master del universo en meter muchas cosas en poco espacio. Milagrosamente consiguieron cerrar la puerta y nos embarcamos en un viaje lleno de cosquillas, guantazos y Pablo Alborán.

Al llegar a Lozoya las adultas murieron de amor. Sus calles, sus casas, y se pusieron hasta arriba en una tasca local recomendada por un autóctono mientras los peques disfrutaban de los tesoros que salieron de esas bolas sorpresa del bar. Y después de llenar los estómagos continuamos con un paseo que acabó en batalla naval en la fuente de los cuatro caños del pueblo. Posiblemente yo me llevé la peor parte acuática aunque Mini Cookito se llevó el cosco con conmoción cerebral de rigor.



Después bajamos al lago donde seguimos un poco el guarreo que finiquitaron llevándonos a un chiringuito hippie donde construimos una montaña de piedras en el arenero en gallumbos como personas poco decentes que somos.



A pesar de estar super a gusto las mamis decidieron que el objetivo de la excursión seguía siendo ir a coger frutos rojos - aunque sabemos que si no llegan a haber pagado por adelantado seguro que no les sacan del chiringuito - nos desplazamos a El Puente del Molino donde armados con una caja de cartón aprendimos a recoger frutitas y degustarlas a dos carrillos.La pequeña finca justo al borde del lago posee dos hectáreas preparadas para recolectar arándanos, frambuesas, grosellas, moras...



Allí aprendimos mucho y perfeccionamos técnica. Ir con Tamara es un plus porque nadie sabía que las grosellas se cogen por racimos,  o que los arandanos tienen que ser super morados, que las fambuesas cuando tiran a oscuro son más dulces,... Eso y muchas otras cosas como que hay grosellas blancas y Frambuesas tirando a amarillo que están muy ricas.



Los peques pudimos acceder y recolectar los frutos, y no os vamos a engañar, también nos comimos alguno. Somos unos zampabollos de impresión. Y siendo destructores natos aprendimos, comimos sano y encima lo pasamos en grande por lo que no podemos poner pegas a este plan... Bueno, que sólo fuera un día porque lo pasamos super bien y queremos repetir ya. Somos unos ansias y eso de salir los fines de semana nos mola cantidad.

miércoles, 13 de julio de 2016

Conociendo el BulliLab y Sapiens


El tema de hoy no es fácil, más que nada porque nunca nadie había abordado de esta forma lo de "meterse en la cocina" y cuando viene de la mano de un genio como Ferrán Adriá da un poco de respeto y vértigo. Tengo que reconocer que así, como primer encontronazo lo de cocinar en esta casa es un poco desastre. Así, en general, lo raro es que no se quemen las croquetas congeladas, y da igual lo que hagas, Mi señora madre es así y damos por supuesto que lo mejor que nos puede pasar es que decida seguir una receta fácil con la que no muramos intoxicados. Por eso cuando se enteró que podía compartir espacio tiempo con Ferrán Adriá se le puso un nudo del estómago mezcla de admiración y responsabilidad. Admiración es algo que siente por poca gente porque sostiene que solo se debe admirar a gente que hace cosas de las que no somos capaces, incluso aunque pongamos mucho esfuerzo (y mi madre es cabezona, os lo prometo) y responsabilidad porque trasmitir el proyecto de Ferrán Adriá sin saber mucho de cocina puede ser complicado aunque necesario. Así que allá vamos.



Entrar en El BulliLab es ya una declaración de intenciones. En julio de 2014 empezó la aventura después de cerrar ElBulli, un cartel justo en la puerta recuerda y reinterpreta este hecho a la perfección. Todos en su momento pensaban que este cocinero estaba loco, y tenían razón, cerrar un restaurante de éxito, que hacía una de las cocinas más innovadoras y referentes del mundo, col listas de espera y las mejores críticas del planeta no era el paso "normal" aunque si era el paso lógico. Una decisión muy "Sapiens" en realidad.



Una nave industrial de 3.000 metros cuadrados con dos plantas a la que se accede por una rampa de garaje, ningún indicador o cartel que diga qué está pasando allí, en pleno centro de barcelona pero en cierta forma escondido del mundo que pasa por la acera. Más de 70 personas con sus características propias: psicólogos, ingenieros, someliers,... Cada uno de su disciplina ensimismados en sus pantallas, trabajando en un riguroso silencio rodeados de paneles informativos, réplicas, post-its por todas partes... el típico entorno laboral que intimida y da respeto.

Y te abre la puerta un Ferrán Adriá cercano, accesible y tremendamente feliz, contento y seguro de que lo que te está explicando no tiene fisuras. y entonces lo entiendes todo. Entiendes de forma meridiana que tenía que cerrar ElBulli, que tenía que aprender para regresar y que nunca dejará de sorprenderte en pensamiento y en la cocina. Y entonces empiezas a olvidarte de que es un genio y te dejas llevar. Y lo que es más importante, aprendes cosas que no imaginabas desde una visión totalmente rompedora.

Sapiens es una metodología para comprender la gastronomía, aunque se puede usar para cualquier materia. Consiste en centrarse en los procesos que participan en cualquier proyecto.

Sapiens es un sistema objetivo que pretende dar una respuesta absoluta a cada cuestión. Si por lo que sea no se consigue una respuesta se crea un punto oscuro que significa que hay una discrepancia irreconcilliable. Las respuestas deben ser por tanto indiscutibles para que sea un procedimiento inexpugnable.

Sapiens puede conseguir contextualizar tanto la ciencia de la gastronomía como para crear una autentica metodología de aprendizaje. Estudia, analiza y vuelve en el tiempo para analizar todo lo que se puede encontrar en los libros y en la cultura sobre procesos culinarios para que puedan ser comprendidos y después enseñados creando un extenso temario en el que han vuelto atrás, han vuelto al principio y olvidado para poder aprender desde cero, con un estudio riguroso y una metodología única como las exposiciones para entender el conjunto, estamos ante un reseteo de la gastronomía tal y como la conocemos y un proceso nuevo en el que el concepto de "compartir" es la base para la educación a través de proyectos faraónicos que el propio Ferrán Adriá lleva a cabo, desde la Bullipedia, a la reinauguración de Elbulli1846 a finales de 2016 como aplicación de lo aprendido y que pretende reabrir las puertas de un nuevo concepto de experimentación y aprendizaje, porque al final Sapiens va de eso, de aprender. 

SAPIENS trabaja para aumentar la eficacia del proceso creativo mediante la comprensión de todas las facetas que caracterizan una disciplina creativa y decodificar cuáles son los procesos, herramientas, técnicas y otros aspectos más importantes que intervienen en esta disciplina


¿Sapiens como concepto para el común de los mortales es inabarcable?

 No, de hecho hay un precioso proyecto para niños del que os hablaremos mucho que es Te cuento en la cocina en colaboración con Disney y Carrefour que pretende acercar el concepto de Sapiens a las familias, es decir, a los padres para que puedan transmitirlo a los peques. Dentro de nada empezaremos con las recetas del libro y os hablaremos un poco más de él pero para aquellos que sientan curiosidad o estén tentados a comprarlo so lo recomendamos mucho. Sus 100 primeras hojas recoge la "exposición" de ElBulliLab y lo adecua  para que sea entendido y llegue a los más canijos. Leer las primeras partes del libro se aleja del concepto que tenemos de los clásicos libros de cocina, pero no deja de ser una experiencia acercarse a una cocina empezando desde cero, y una buena forma es hacerlo con un niño que empieza a entender lo que es un tenedor y te permite redescubrir desde lo más básico a lo ma´s complejo del proceso de cocinar.
 

Cuando empezó la cocina, qué es un producto, ... y todo para que los peques lo entiendan así que como papis hay que hacer un esfuerzo y no olvidarse de dar un repaso y aprender un poco también. Además en cada receta te da varios tips la mar de útiles para pensar un poco mientras cocinas: te anima saber qué elementos ya han llegado elaborados, que concepto tienen de determinadas cosas en otros países o añade información sobre determinados ingredientes como si son salados o si hay que tener especial cuidado con ellos. ¡Animaros a contestar a  todas las preguntas!


¿Lo natural es mejor?

Por desgracia es raríasimo comprender o encontrar a alguien que sea capaz de separar los términos de gastronomía y productos y contextualizarnos en plena guerra de productos naturales o ecológicos. ¿Un product orgánico es natural? No, un porducto en el que ha participado el hombre no es natural, sólo aquel que se crea en plena naturaleza lo es y en muchos casos estos porducto, por muy naturales que sean no tienen las caracteriasticas para su consumo por sabor, contaminantes o control de los mismos. Es dedir, todo producto ha pasado por un proceso, por unas acciones parallegar a t mesa y por tanto no es "natutal" en el sentido estricto de la palabra. ¿Eso lo hace malo? No.

La cocina del Bulli era muy tecnológica. 

A veces los periodistas, los cíiticos culinarios y todos en general nos tiramos a la piscina y asaltamos materias sin mucho tino. Decir que la cocina es tecnológica es imposible. Pero al cocina usa tecnología, que no es lo mismo, desde la tecnología de cortar con las heraamientas para cortar, es decir, la herramienta llamada cuchillo te permite hacer técnicas de cortar (panadera, tacos,...) y en la habilidad del cocinero está la tecnología como nucleo de conocimiento sobre los alimentos, la morfología, las materias, las propias tecnicas y la experiencia que constituyen la tecnología de ese proceso (tecnicas más teoría).



Más info: http://elbullifoundation.com/elbf2/home/
 
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