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viernes, 5 de mayo de 2017

Lisboa con niños: El tranvía 28


Ir a Lisboa significa darte a los transportes públicos más variados. Nosotros conseguimos coger barco, metro, ascensor y tranvía. No está nada mal. Como somos muy de Internet buscamos un tranvía que fuera muy típico, antiguo y pasase por las zonas chulas de la ciudad. Ese es el tranvía28.

No os penséis que es una idea original. Las colas para subir eran bastante impresionantes, y tuvimos que esperar en la plaza Martim Moniz casi una hora de reloj hasta coger el dichoso tranvía. Lo que si es verdad es que era muy bonito y curioso. A parte de abarrotado y con ningún autóctono a bordo. De hecho la gente hacia el recorrido en su totalidad así que si no coges sitio estás vendido.

Además como es una ruta regular, aunque sea hiper turística es una línea activa, vale la tarjeta de transporte o Carta Verde que por el módico precio de menos de dos euros te garantiza casi una hora de diversión en un recorrido muy pintoresco.

¿Por qué mola el tranvía 28 y no los demás? Pues porque pasa por zonas tan apretadas que algún turista casi se queda sin cámara. Además todos los tranvías de la línea son antiguos porque por las zonas estrechas no pueden circular los mecanismos de los vehículos nuevos de forma que te aseguras un recorrido por la zona más antigua, empinada y bonita de la ciudad y además disfrutar de uno de los vehículos antiguos que permanecen en circulación.

Los tranvías amarillos típicos, con madera y piel en los asientos, esos asientos incómodos pero atractivos,... Ya me entendéis.

El viaje fue muy divertido y la verdad muy recomendable para dar un paseo y hacer un poco el guiri.

Y, las cosas como son, a los más pequeños les encanta.

Puedes consultar el recorrido completo aquí, aunque te recomendamos que lo cojas en la cabecera porque subirse luego es muy, pero que muy complicado...



Mira todo lo que puedes hacer en Lisboa en el resto de post que hemos publicado aquí: http://www.bebefriki.es/search/label/Lisboa

martes, 18 de abril de 2017

Lisboa con niños: Belém

Una de las visitas obligadas en Lisboa con o sin niños es acercarse a la zona de Belém que, si bien es un barrio casi se antoja excursión. Nosotros tomamos la sabia decisión de llegar allí en barco porque, las cosas como son, darse una paseo por el Tajo era obligación. Es verdad que las rutas turísticas son una pequeña sajada pero merecen la pena si vas con un pequeño psicópata de los barcos y los tiburones. La ruta no dura mucho y se hace amena, y posiblemente más cómoda que en el tranvía a juzgar por la cola. Pero si te animas con el tranvía es el número 15, ruta moderna que bordea el río.


 En Belém hay varias cosas que no puedes perderte: el monumento a los descubridores, que es una cosa enorme a la orilla Del Río, la Torre de Belém donde nos empeñamos en subir por hacer la gracia turística, el monasterio de los Jerónimos que es una belleza por dentro y por fuera y la fabrica de los pasteles de Belém que huele que alimenta y que tiene una fila de gente hambrienta que dobla a la de cualquier monumento.

  Foto típica de Belém y foto de "no te acerques al borde que vienen olas aunque sea un río y te puedes dar un baño".



Obviamente la duración de la visita dependerá de la decisión de visitar por dentro uno o varios de los lugares de interés, si te quedas a comer o si no tienes nada de prisa.

 Lo normal es que en una mañana lo puedas tener finiquitado pero nosotros optamos por ir después de visitar la Feria da Ladra que hacen los martes y sábados en la ciudad y comprar cerámica y recuerdos de la zona, si pillas esos días es muy aconsejable, está en la zona del Panteón Nacional.

Así que a lo tonto se nos hizo casi la hora de la cena entre barco, subida a la torre y parada a por dulces.

El veredicto es positivo.

Nos lo pasamos bastante bien aunque eso de subir escaleras es un poco agotador y cuando las fuerzas flaqueaban tuvimos que recurrir a cazar Pokemon. Pero eso pasó con la comida. Nada que no arregles pasteles de bacalao o Pasteles de Belém, o si comes por la zona las dos cosas. 

Mira todo lo que puedes hacer en Lisboa en el resto de post que hemos publicado aquí: http://www.bebefriki.es/search/label/Lisboa 


jueves, 23 de febrero de 2017

De viaje a Lisboa : Alojamiento y comida

Nos hemos ido a Lisboa. Supongo que las familias normales suelen tener unos planes decentes y seleccionar los destinos en función a unos férreos criterios de prioridad, nosotros somos un poco más anárquicos. Decidimos implementar como tradición familiar un viaje anual (mínimo) de mami, tita Bea y yo. La cosa es que cuando nos dimos cuenta se nos habían pasado casi las fechas seleccionadas y al ir a ver los horarios y fechas de apertura de lo que en realidad queríamos hacer descubrimos que ya estaba cerrado así que usamos el típico plan B. Rastrear destinos de fin de semana largo que fueran manejables y no muy caros. Así descartamos varios sitios super chulos que requerían más de cuatro días de estancia y nos quedamos con Lisboa que además salía bien de precio. Tanto avión (low cost) como la estancia eran tan económicos que no tuvimos dudas, además la última vez que las señoras viejas que me acompañaban estuvieron por allí eran niñas así que era un buen momento para recordar la ciudad y ver las cosas nuevas.


Así que allí estábamos en el aeropuerto los tres, con las maletas, el carro, y ganas de pasarlo bien cuando la señora que revisaba los billetes verificó los apellidos y nos dio la idea de cómo llamar a los viajes a partir de ahora: Pacheco Trip. Así que os vamos a hablar de nuestro primer Pacheco Trip, las cosas que vimos, las excursiones, y para empezar el alojamiento y la comida, que, así para que quede entre nosotros nos pusimos las botas.

Es la primera vez que íbamos a apartamento en lugar de hotel o casa rural. Las ventajas son considerables. El uso de cocina es útil sobre todo sabiendo que tenemos unos horarios un poco surrealistas. Por supuesto no solemos volver durante el día pero cuando estás muerto mola salir de la habitación en pijama a cazar pokemons en el salón


Por el idioma no vimos la tele pero estábamos muy entretenidos igualmente. La selección de apartamentos para estancias cortas en la zona centro es amplia. La desgracia es que casi todos son pisos antiguos sin ascensor, la gracia es que son las típicas casas antiguas de Lisboa con sus azulejos de colores en el exterior y la verdad es que eso mola mucho. 

Nuestro apartamento era muy guay, teníamos salida a la terraza y la cocina era un pasote. Desde ella se subía a donde vivía "la señora de arriba" o según mi tía la que nos alquiló el chiringuito, pero vamos que se quedó como la señora de arriba. Una mujer muy maja y atenta que nos preparó un desayuno de quitar el hipo y me dejaba comer estrellitas de cereales todos los días a todas horas. Estábamos a 20 minutos andando del centro o un par de paradas de metro, lo que nos apetecía en función del cansancio.

Tened en cuenta una cosa, Lisboa es una ciudad de cuestas así que ir con carro es un infierno, el metro no está muy habilitado y los tranvías son estrechos así que... tenerlo en cuenta. Mola por las cosas que se pueden hacer con niños pero es una matada para las piernas de los padres que acaban tirando de los peques.  Que no os pille por sorpresa. Y siendo positivo pensad que os vais a ahorrar mucho en gimnasio. ¿Cómo lo ves?

La comida fue genial. Era muy, muy barata y nunca eramos capaz de acabar las patatas fritas, y ya os digo yo que soy de los que comen muchas patatas fritas. Con dos comidas comíamos los tres sin problemas. Para que os hagáis a la idea.

Además estaba de suerte porque el pescado era la base del menú, básicamente bacalao y la típica sardina. Pero la brasa de cualquier tipo de carne también. Nos encantó comer pastéis de bacalhau (croquetas de bacalao) pero también lo pasamos bomba gracias a las hamburgueserías artesanas que estaban por todas partes. Carne buena y con buen precio. 

Además de las raciones super generosas hay que tener en cuenta que las bebidas y los postres no son como los de España, vamos, son precios de personas normales así que podías permitirte pequeños (o grandes) lujos.

Y dejaremos los pastelitos de Belem para más adelante, que también nos pusimos finos.



¿Es complicado comer con peques? Pues no, y se puede comer barato, rápido, bien y típico sin mucho gasto. Así que... ¿Empezamos a contaros qué cosas hacer en Lisboa? 

Mira todo lo que puedes hacer en Lisboa en el resto de post que hemos publicado aquí: http://www.bebefriki.es/search/label/Lisboa 

lunes, 3 de octubre de 2016

Te cuento en la cocina: Ferrán Adriá, Carrefour y Disney ¡Juntos!

Os hemos hablado anteriormente de la presentación de la caravana de la salud, del Bulli y de Te cuento en La Cocina alguna cosilla pero no os hemos enseñado lo más importante... ¡el libro! Y es que todos estos actos rodean un proyecto muy bonito e inusual que hermana a Carrefour, todas las ramas de Disney, la Fundación La Caixa, la Fundación El Bullí y el hospital de La Paz para ayudar a que los peques conozcan, disfruten y aprendan sobre gastronomía como nunca antes se había hecho.


Mi señora madre está hipnotizada con el libro. La primera parte se la ha leído como cuatro veces y en ocasiones intenta explicarme alguna cosa muy básica para que aprenda algún proceso de eso del "cocinar", aunque con 3 años la cosa es complicada. A mi lo que me gusta es elegir el menú.

Por sorprendente que parezca soy el único niño del mundo que quiere comer a todas horas pez. Para desayunar, comer, merendar y cenar. El día que en el comedor me plantan merluza lo peto con la de caras sonrientes que me dan. Creo que es porque ese día nadie más tiene cara sonriente, pero eso ya es otra historia sobre la alimentación infantil donde no nos vamos a meter porque hay mucho padre remolón con eso de comer sano y variado.

También he de decir que me gusta mucho cocinar aunque normalmente no me dejan participar de muchos de los procesos. Por no decir casi ninguno. Pero cocinar es guay porque ayuda a practicar muchas cosas: psicomotricidad fina, medidas, números, destreza, medición de tiempos... así que lo que parece un mero juego casero se convierte en una fiesta didáctica. Preparar las medidas de las recetas y hacer las mezclas es cosa mía. Eso y realizar la cata aleatoria de productos. Así que para mostraros como se vive Te cuento en La Cocina hemos encontrado la receta más fácil del libro y me han dejado hacerla a mi solito ¡solito!

Las hojas son súper fáciles de entender con fotos, medidas y explicaciones que comprendo hasta yo. Así que os animamos a meter las manos en la masa y cocinar en familia. Nosotros hemos hecho nuestros rollos Hakuna Matata pero también hemos probado cosas muy divertidas y para todos los gustos como la tortilla de chips (sorprendentemente resultona) o los cubitos de chocolate helado para la leche en verano.


Una parte divertida del libro es que las recetas las protagonizan nuestros  personajes favoritos así que a priori si sale Rayo McQueen pues es más sencillo que quiera comerme un brócoli por voluntad propia. Las cosas como son. Así que uno de mis favoritos de toda la vida es el Rey León y encima la receta lleva pez. Y no necesita freír, ni cocer, ni nada así que os vamos a enseñar cómo disfrutar del libro y hacer la cena en un pis pas.

Dentro vídeo:


Más info: http://carrefourtecuentoenlacocina.com/

martes, 13 de septiembre de 2016

Re descubre la cenealogía de IKEA

Las estadísticas dicen que en verano suben hasta el 65% el número "meriendas cenas", esos momentos de asueto en que te pones a comer y te dan las tantas. O vas al cine de verano y hay bocatas por doquier. O simplemente los más pequeños caen destrozados después de unas sesiones intensivas de agua... Pero las cenas son la base de la vida familiar el resto del año y eso lo sabemos muy bien todos, sobre todo los amigos de IKEA, que esta temporada apuestan por reunirnos de nuevo en la mesa y dar la importancia que merece a esas cenas semanales.

Con el ritmo de vida que llevamos son pocos los afortunados que pueden comer en casa, pero casi todos llegamos a tomar la cena con papá y mamá después de sus días de trabajo interminables. Momento que aprovechamos para ponernos al día, unos con sus cosas, otros con sus preocupaciones y esperamos que muchos con sus alegrías del día. Ya con la tarea hecha, con el pijama puesto y duchados. Es el único momento familiar que nos queda antes de apagar los cerebros y descansar del día.

Además, y sin que sirva de precedente, las cenas son mucho más importantes que las comidas, son el hueco para colar las pizzas y los perritos calientes. Para premiar las hazañas titánicas de la jornada y para comentar la cantidad de cosas que hemos prendido en el cole. Me gustan las cenas. Me gusta poner la mesa, ayudar a cocinar algo sencillo pero rico. Me encanta ayudar y aprender cómo se hace una tortilla de patata o poder elegir el menú con mamá. Es guay saber que las etiquetas son unas pantuflas y la bata para no mancharse y las prisas son para dormir a pierna suelta y no para llegar a tiempo al cole o cualquier loca actividad extraescolar. Por eso hay que hacer un monumento a las cenas.

Así que nos sumamos a la fiesta de las cenas. Queremos que cada cena cuente, que sea una aventura y además sea divertido, brillante, único. Olvidar las tareas y descubrir un poco más sobre lo que es un tomate, cómo cocinarlo o si ole ente devorarlo. Ayudar con esa cena especial, o a ordenar el tupper del trabajo para papá. Esas pequeñas cosas que marcan la diferencia son las que molan. ¿Cómo mejoramos nuestras cenas este curso?

Este año empezamos el cole y queremos que las cenas sean especiales. Para empezar el principal objetivo es que sean divertidas. Un broche de oro para acabar durmiendo tranquilos y pensando en cosas ricas. Por eso intentaremos elaborar un menú los fines de semana y llevarlo a cabo, eso incluye esforzarse por cocinar un poco más y aprovechar los ratos muertos para dejar preparada la comida del cole. Es decir, intentar ser planificados para poder hacerlo de forma dinámica y amena.

  • Comer sano pero guay. Animarnos con las recetas casera, pizzas amasadas por nosotros, comida hecha 100% en casa y con cosas más frescas. Nada de congelador.

  • Sentarnos en la mesa grande, eso requiere, limpiarla, prepararla, ponerla, colocarla, y luego a la inversa. Así eliminaremos la sensación de estar siempre corriendo.

  • Intentar que la cena aporte, sume y si de paso podemos ponernos las pilas y aprender algo de gastronomía mucho mejor: comida del mundo, historia de la gastronomía, modos de cocinar nuevos... No sólo que sea entretenido para los peques, también que los mayores puedan llegar al día siguiente a currar y fardar de haber hecho un cuscús riquísimo.

Ya os iremos contando nuestros progresos, pero la cosa promete.
 
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