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miércoles, 16 de agosto de 2017

Barcelona con Niños: Granja Aventura Park

En el cole nos han llevado a una granja escuela, pero mi madre siempre ha querido acompañarme a una, para espiarme, ayudarme a interactuar con los bicho y sobre todo pasar un rato en familia haciendo cosas chulas. La verdad es que en Madrid pillan un poco a desamano pero tiene localizadas unas cuantas porque según ella contra más relación tenga con mi lado dulce y tierno mejor, ya sabéis que en casa está muy extendido eso de que soy un poco maléfico y esas cosas pero no os lo creáis del todo.

Pues bien, aprovechando la escapada a Barcelona fuimos a visitar Granja Aventura Park, ya habíamos leído maravillas en los blogs de las chicas de Barcelona pero al verdad es que finalmente superaron incluso las expectativas que teníamos. ¡Fue un día fantástico!


Os cuento, Granja Aventura Park está en Villadecavalls, muy cerquita de Terrasa, pero para llegar es mejor que paséis por al web y leáis las indicaciones porque el GPS juega malas pasadas, y no os agobiéis porque el camino es un camino, no una carretera, seguramente vais bien.

Efectivamente es una granja escuela pero tiene muchas cosas más: exhibiciones de animales del mundo y exóticos, para tocar bichos, huerto y actividades varias así que lo mejor es que en la entrada os informéis de los horarios. Hay muchíiiiiiiisimo personal así que no vais a tener problemas para encontrar a alguien que os ayude y organizaros para no perderos nada. 


Ahora empieza la aventura... y las cuestas. La zona es plena montaña así que listos para subir y bajar, es parte de la diversión. Nosotros la primera parada la hicimos en los animales exóticos donde nos dejaron tocar bichos muy monos, ya sabéis que somos fans de los lagartos, serpientes y demás bichejos de ese tipo. Así que nos lo pasamos bomba tocando y aprendiendo un poco de ellos, sobre todo que los adultos se empeñan en abandonarlos y maltratarlos, cosa que está muy mal. ¡Ya lo he dicho!


Entre las actividades que tenían el día de nuestra ¡¡Pintar piedras!!

Fue genial primero encontrar la piedra que se parecía al animal que queríamos y luego guarrear con las pinturas y hasta ponerles ojos. La tenemos en la estantería como un autentico tesoro.

Además se puede plantar una lechuga, hacen pintacaras y mil y una cosas más. 

Uno de los momentos estrella es la visita a la granja. Tuvimos la suerte de llegar a tiempo para dar de comer a los bichos. No os voy a engañar, a mi no me apetecía mucho, pero después me achucharon y ya el cogí el punto y me lo pasé bastante bien. Las cosas como son, ni los bichos salieron mal parados ni a mi me mordió una cabra, cosa que me da una cierta inquietud. 

Dimos de comer a conejos, gallos, cabras, ovejas y demás bichos que estaban la mar de a gusto en los corrales.



El espacio de animales del mundo es otra aventura que te hace recorrer todos los continentes y conocer animalitos muy simpáticos. Tanto este como el de exóticos van cambiando así que los puedes ver varias veces y no sacarán los mismos bichos.


Pero el plato fuerte, bueno, el nuestro fueron los bocatas en la zona de picnic pero no me refiero a ese plato de comer, me refiero al metafórico, es la zona de aventura. Una infantil y una de niños grandes. Una pasada con actividades físicas, puentes, cuerdas y tirolina junior (creo que hay uno para más grandotes pero no me han dejado ni acercarme). Fue muy divertido, no tanto cuando no me podían bajar para irnos pero para mí muy divertido, incluso cuando me quedé enredado en uno de los puentes y nadie se dio cuenta hasta que un monitor me salvó por fin. Suspenso a mi madre por falta de atención.



La visita a Granja Aventura Park es más que recomendable por su espíritu, instalaciones, personal, actividades y sobre todo porque sales de allí con al sensación de haber pasado un día genial y de haber aprendido mogollón. De verdad que no so lo podéis perder. 


miércoles, 26 de julio de 2017

Barcelona con Niños: El Museo de las ilusiones



Puede que os vayamos a aconsejar algo diferente que no aparece en tu guía turística, vamos a dar por supuesto que puedes conocer Barcelona o salirte del recorrido habitual del turista para hacer el gamberro un rato y sacar unas cuantas fotos tramposas, te vamos a llevar al Museo de las Ilusiones. 

Para empezar os aviso que este post va a ser muy visual, básicamente porque en el museo no sólo no está prohibido hacer fotos , si no que es obligatorio hacer el gamberro e inmortalizarlo.


El museo de las ilusiones es eso, básicamente es un sitio donde te plantean juegos de vista en los que colocándose en diferentes sitios puedes conseguir efectos sorprendentes y por descontado fotos muy divertidas. Partimos de la base que la visita dura poco, no llega a una hora, y si hay gente vas a tener que esperara para hacer la foto en algún efecto te recomendamos que visites el museo entre diario o a las horas raras (ya sabes, sienta, por la mañanita...). Además no dejes de echar un vistazo a las páginas de cupones (ya sabes las que te digo) o directamente en Atrápalo y puedes conseguir la entrada a mitad de precio. De nada. Y por 5 euros cabeza te lo puede pasar muy bien. Los menores de 6 años no pagan. 

En cada pared hay una pintura, algunas más logradas que otras o que tengan más gracia en función del visitante, y desde un punto concreto se consigue un efecto óptico divertido: ser un gigante, subir a un andamio de la Sagrada Familia, que te ataque un tiburón o que salga de tu barriga un Alien. 

Parece una tontería (y posiblemente lo sea) pero es muy divertido hacer el payaso y más aún ver las fotos que resultan de la gamberrada, alguna casi mítica, para hacer una foto original en familia y cambiar esa de la mesilla de noche, por ejemplo. Que ya sabéis que aquí somos así de frikis y eso de tener fotos normales no está en los planes.



Abre todos los días de 10 a 22 horas. 

Carrer del Pintor Fortuny, 17, 08001 Barcelona

 

miércoles, 19 de julio de 2017

Barcelona con Niños: Descubriendo La Rambla

La última vez que fuimos a Barcelona pasé por la Rambla en estado de coma. Estaba inconsciente en hombros de la tía. Así que me perdía grandes experiencias y un montón de cosas divertidas. ¿Sabes que la Rambla está llena de cosas guays que hacer con peques y experimentar? Pues si, nosotros nos dejemos seducir por unas cuantas. ¿Te animas a hacer lo mismo?

Subir a los leones de Colón


Nosotros solemos empezar al visita por esta zona, porque el puerto tira mucho así que lo primero que hay que hacer y que es super obligatorio es hacer al subida a los  leones. Contra más bruto y más alto mejor. Es cierto que desde la última vez hemos mejorado en escalada y habilidad pero siguen siendo un poco altos. Eso sí, la sensación de montar en un león en plena rambla es tan brutal que ni los turistas se resisten así que los niños y los guiris tienen que luchar por encontrar un hueco y luego hacerse fuertes para que no les expulsen. Es algo así como juego de Tronos o la secretaría del PSOE pero en versión turística.

Hacerte una caricatura o un retrato

La Rambla está llena de artistas callejeros que hacen retratos y caricaturas al momento a precios populares. La verdad es que mi señora madre quería hacerme una desde hace un tiempo y pensó que hacerlo por allí era genial porque además era un recuerdo de la visita hasta que Annabel (amiga de la nave del bebé) recomendó a un señor que hacía retratos con tijera. Fue verle y decidir que no podíamos dejar pasar la oportunidad de hacer uno. Por 5 euros y en menos de dos minutos te hace un perfil que mola mucho y la verdad que por los que vimos por allí y por mi experiencia personal merece mucho la pena. Tuve que estar muy quieto durante un minuto y ahora tengo una sombra que ya quisiera Peter Pan.

El tipo se llama Igor Kucinic y hace este trabajo por todo el mundo. Puedes ver muestras del mismo en http://siluetas.eu/


Sacarte una foto con un mimo

Las figuras de La rambla son ya míticas, aunque le pese al resto del mundo los mejores del planeta se reunen y despliegan los trajes más originales y creepies por esta mítica calle y a cambio de un donativo puedes sacarte una foto con un payaso, una escultura viviente, tu escritor muerto favorito o un personaje de Skyrim. 

Obviamente no pudimos resistirnos a sacar una foto con uno de los mucho personajes. Menos mal que me arrastró Val porque todos sabéis que solo soy un cagueta de dimensiones épicas y muy arisco para eso de los señores disfrazados, y mucho más si parecen peluches gigantes.

Tomar un helado en Rocanbolesc

Ahora es un must de Barcelona, aunque hay una heladería en Madrid parece que hay que hacer parada en el buque insignia de la nueva heladería que reinterpreta los postres del mítico Can Roca en plena Rambla y hacer su cola de rigor para poder ser lo más cool del mundo.

Las cosas como son los helados estaban buenos y a pesar de pagar un poco el hype del momento merece la pena. Además si podéis bajar por la escalera de las sillas entraréis en un surrealista universo gastronómico pero sobre todo decorativo que aún no hemos comprendido del todo (supongo que es parte del encanto de barcelona).


Visitar un museo

Si, entre las cosas que se pueden hacer también hay que visitar un museo, nosotros vimos uno y medio. El de las ilusiones que os contaremos más adelante en otro post y el naval. ¿Quién es un psicópata de los barcos? ¡Acertaste! Así que visitamos el patio torturando alas pobres tortugas  (por algún motivo mi madre se relajó mucho en este viaje con eso de hacer el gamberro en las fuentes) y pudimos ver barcos grandes (sillas grandes) y asomarnos un poco a las instalaciones. Los anfitriones saben que me deben una visita al museo porque aún sueño con entrar dentro del todo y ver barcos a escala. 


miércoles, 29 de junio de 2016

Perdidos en El bosque Encantado

Hay sitios muy curiosos en Madrid. Lugares geniales para pasar el día y echar unas horas de imaginación y aprendizaje porque El bosque Encantado, a pesar de ser una especie de parque temático de los árboles no deja de ser un excelente jardín botánico y así los peques podemos aprender, disfrutar y de paso pasar un buen rato.


Se encuentra en la localidad de San martín de Valdeiglesias, no es de fácil acceso, las cosas como son, y nos pillaba un poco a desamano pero aún así la excursión merece la pena. Pasamos una mañana genial gracias a Juntines para poder enseñaros las cosas chulas que se pueden hacer luchando contra el calor y la alergia.


Mi señora madre me estuvo explicando que íbamos a ver un parque con árboles con formas. Y no me engañó. Numerosas esculturas verdes pueblan el parque que está excelentemente cuidado, verde, regado, señalizado y controlado. Así que llegamos y nos topamos con el Bienvenidos que ya anunciaba muchas plantas en el camino, flores gigantes, figuras humanas, e incluso zonas temáticas dedicadas a plantas aromáticas, bonsais o cactus,.. había para todos los gustos.


La idea es perderse y recorrer -sin mucho mapa- el parque que es muy manejable en tamaño y además posee rampas para acceder a casi cualquier parte. La zona de los inventos, los cuentos, los animales de agua, aves, dinosaurios, las artes, amigos del hombre, seres mitológicos ... Todo lleno de riachuelos, fuentes y zonas de descanso, con mucha zona de sombra y aspersores refrescantes a cada poco (lo que hizo que nos diéramos unos buenos baños en la visita). Hicimos el tonto, intenté tocar las eculturas pero no me dejaron aunque si pude acercarme y observar lo chulas que son las estructuras donde ponen las plantas, y para el calor que hace estaba todo tremendamente verde.

A mi me gustaron especialmente, por orden riguroso: El árbol tren, los cactus y el laberinto... ¡Ay! El laberinto molaba mucho, de verdad. No parecía gran cosa hasta que decidieron dejarme dirigir la expedición a mi y no había forma de salir. Tras veinte minutos de dar vueltas y de aprovechar alguna calva para hacer trampas conseguimos llegar a la salida contra el pronostico de mi madre que decía que íbamos a morir allí encerrados. Ella siempre es muy positiva.



La zona de juegos era pequeñita pero sombreada y cerca del bar así que con Mickey, Donald y demás en cada puerta pudimos jugar un rato de la forma tradicional con tobogán, cabaña india y esas cosas que siempre funcionan entre los peques.


Se tarda en ver el parque cerca de dos horas, más lo que te quedes encerrado en el laberinto, pero puedes estar todo el tiempo que quieras dependiendo de lo que te interesen las plantas, leer los carteles o aprender de botánica...O si no buscar el tren, ducharse en los riachuelos o intentar encontrar la salida. cada cual decide lo que necesita hacer y se adapta cada visita.

Ideal de 3 a 99 años.
 
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