lunes, 6 de junio de 2016

Me encantan los trenes

No hay forma delicada de decir esto... Me gustan los trenes. Grandes, pequeños, de vapor, eléctricos, el metro, los cercanías, azules, verdes, rojos... Bueno la verdad es que me gustan más los rojos, eso no os lo voy a negar. Pero la esencia es que me gustan los trenes.


En casa hay un juguete estrella, bueno cientos, son trenes, con vías, sin vías, de mayores, de pequeños, que andan solos, que no tienen ruedas, ... pero son MIS TRENES y nadie puede tocarlos. De casa tengo que salir siempre con, al menos, una "Tomotora", y a lo mejor también engancho algún vagón, siempre lo intento pero a veces mi madre no me deja. Aunque siempre puedo poner todas las cosas de una sala, una detrás de otra y decir que es un tren, hasta alcanzar kilómetros.

También me gustan las pelis de trenes, e incluso las pelis en las que salen trenes y no te has dado cuenta porque... ¿Recuerdas lo mucho que mola el tren de Dumbo?, ¿No te mola el tren de Harry Potter? ¿Sabes que Doraemon tiene una peli de trenes? ¿Sabes que antes de empezar la peli de Toy Story 3 hay una persecución de trenes genial? Pues yo sí, pero si hay algo que puedo ver en replay es Polar Express o en su defecto esos videos de Youtube con rusos montando maquetas. Soy así de rarito. 

Y por supuesto me gusta montarme en trenes. Los normales, los que pasan de vez en cuando, los viejos o los que están parados. Por eso últimamente lo de ir a ver trenes se convierte en una constante. Al lado de casa hay un parque con un tren, es cierto que es un rollo de parques porque es para pequeños pero yo tengo que - necesito de forma compulsiva - echar gasolina al tren (es decir, coger el cubo y ponerle arena para que pueda arrancar) y luego conducirlo durante horas mientras el resto de niños juegan a sus cosas.


Así que era obvio que el Museo del Ferrocarril, bautizado como - Donde viven los trenes - era el destino ideal para pasar un día de diversión. trenes por todas partes, maquinas de vapor, "tomotoras" y ¡vagones con cama dentro! un pasote, de verdad. Cada nuevo tren era una aventura además rodeados de actividades porque planeamos la visita con las jornadas de "las noches de los museos".

Pero si hay algo que mola de verdad, algo que merece la pena ser contado es el minitren. Este día es jornada de ¡A todo vapor! Así que las tres locomotoras que están en marcha son de vapor y no eléctricas, chupas humo pero mola, y te dan un billete autentico que te pica el revisor. Por delante más de 300 metros de vía por descubrir, con túneles, curvas y ramas asesinas no podadas al módico precio de 1€ los niños y 1,5€ los adultos.

¡Me ha encantado este fin de semana, ha sido muy, muy ferroviario, creerme!

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