viernes, 12 de julio de 2013

Ikea es Baby Friendly

Mi papá odia Ikea, dice que entras y no sales nunca, y además eso de montar los muebles no se le da nada bien. Pero mi mamá necesita ir a por comprar a veces y una cosa llevó a la otra y acabamos usando Ikea como lugar de comida. Porque, por increíble que parezca, a parte de muebles hay comida.. Bueno, comida, comida, no es, es un poco como comer cartón piedra pero para un día les hizo el apaño.

Lo que más le gustó a mi mamá fue al sección para niños, un mueble con platitos, cubiertos y vasos como los que me han prometido comprar cuando sea más mayor, los microhondas de libre acceso para que las mamis no persigan a nadie con los potitos en la mano y lo que más le ha hecho gracia son los baberos de un sólo uso impermeables. Y como ella es así aunque teníamos babero propio me lo encasquetó para comer.

Nos lo pasamos muy bien viendo los quecos de bebé, hay cosas muy chulas. Y probamos todas las cunas hasta que decidí hacerme caca. Y aquí es donde la historia tiene un flashbacks de esos.

Mi papá es el experto en pañales. Él se encarga de las cacotas. Cuando vamos a los centros comerciales se enfada mucho porque los cambiadores están en la zona de las mujeres, y porque los cuartos de lactancia/cambiadores están cerrados. Dice que se va a colar al baño de señoras hasta que venga seguridad a echarle. Pero en Ikea se puso muy contento.

Retomo la cuestión, con mi cacota llegamos a los baños y nos sorprendimos al ver que el cambiador estaba en una sala de lactancia separada y de libre acceso, así que papá pudo cambiarme por primera vez libremente sin enfadarse de forma  cómoda e igualitaria.

Por todos estos motivos nos ha empezado a gustar más el Ikea, aunque eso de comer todavía no cuela.

Canción: Mas Complicada que Armar un Mueble de Ikea - UPEMA

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