Esta colección, que consta de más de 150 letreros, puede considerarse como un cementerio de negocios o un museo de comercios y calles que han quedado en el olvido, pero también como un testimonio de lo que ha sido y podría ser el espacio público. Es un conjunto de textos superpuestos, algunos ya obsoletos como "chamarilería" o "vaquería", y otros representando apellidos locales o migrados, que ofrece una lección sobre la historia del diseño gráfico español y una reflexión sobre las transformaciones urbanas.

El proyecto no solo busca gestionar la inevitable nostalgia, sino también especular sobre ciudades más humanas, diversas y vibrantes, que aún conserven su caos y libertad. Desea proyectar miradas hacia el futuro a partir de este rico pasado, reconociendo que la ciudad actual también pasará, al igual que las antiguas que emergen a través de esta exposición. En última instancia, plantea que términos como "coworking" tendrán un significado tan olvidado como "mercería" o "casquería".

Podrás recordar la zapatería con los preciso más altos de Madrid o rememorar las películas que disfrutaste en los Acteón. Quizás tuviste una cita importante en alguan cafetería de la que queda sólo este pedacito en la exposición. 

Lo completan con algunos elementos gráficos como tarjetones de precios, bolsas, servilletas o papel de envolver a la antigua usanza. 

Paco Graco, el proyecto.

En cuanto a Paco Graco, este proyecto liderado por Alberto Nanclares, Mercedes Moral, Guillermo Borreguero y Zuloark no solo recupera letreros de negocios cerrados, sino que también promueve la preservación del patrimonio gráfico a través de la fundación de la Red Ibérica en Defensa del Patrimonio Gráfico en 2019. Esta red, que cuenta con más de 40 nodos en 30 ciudades de España y Portugal, busca intercambiar experiencias y unir esfuerzos en la protección de este legado cultural.

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