Cambiar de mochila en esta casa es un mundo. Teníamos la de Jake echa, como se diría vulgarmente, un autentico asquete. Agujeros por abajo, cosas viviendo en el suelo, y encima a punto de reventar porque en el cole entre la botella y el día que te meten la chaqueta ya no daba mucho más de sí. Además se caía porque no tenían cierre en la parte delantera cosa que nadie había valorado a la hora de comprar las mochilas escolares, error de madre primeriza, de forma que salíamos del colegio como en el anuncio de LaPiara con media mochila al viento corriendo hacia el bocata... Muy ochentero todo. Y para acabar de rematar conseguimos personalizarla a mi gusto así que no monté un pollo de dimensiones apocalípticas. Poco a poco y con buena letra se puede ir molón al cole y encima no matarse la espalda.
Objetivo 1. Amar la mochila, para ello abrimos y cerramos los enganches mil millones de veces, pusimos las manos en los velcros y además decoramos la lengua. la mochila de nombre impronunciable, Affenzahn, tiene muchas cosas fardonas que le han gustado a mi madre: que es ergonómica, que se adapta a la posición de hombros, que se cierra por delante, que tiene dos zonas diferenciadas para poder poner la agenda y el desayuno, que es reflectante para cuando vas por la calle... Pero en realidad lo que mola es la lengua. Y ahí estamos los dos de acuerdo.
Supongo que muchos sabéis que tengo fama de escapista, de largarme y perderme, en todas partes, sin límite de ningún tipo. Mi madre suele llevar un boli y me apunta el teléfono en la mano porque no nos quedan pulseras para marcarme en lugares públicos y no se fía nada de mi. Con lo majo que soy yo... Bueno, pues cuando vamos al cole toda la ropa tiene nombre y apellido pero no el teléfono así que estaba un poco paranoica. no quería tampoco poner un llavero visible con mis datos así que confiaba que mirasen la agenda donde pone como localizar a mis padres. Pero ahora amigos ya no dependemos de que la gente tenga dos dedos de frente. Me han enseñado que si me pierdo hay que buscar a un adulto bueno y pedirle ayuda y sólo yo sé donde se esconde el teléfono para llamar a mamá... ¡¡En la lengua!!
Allí hay una foto mía y los datos necesarios para que me localicen a un progenitores que pueda castigarme hasta que cumpla los 18 años. Si, más o menos calculo que es lo que me van a castigar si me vuelvo a perder...
Objetivo 2. Autonomía. Otra cosa que es importante en el cole es que seamos capaces de ponernos las mochilas. Ese era el motivo por el que la otra iba descabalada siempre. Las tiras tenían que ir sueltas para que pudiéramos ponérnoslas tranquilamente pero como no tenía tiras frontales para fijarla quedaba colgando para todas partes. Si bien aún no llevamos mucho peso ni andamos mucho con las mochilas es mejor empezar a cuidar las espaldas desde pequeños porque con los hábitos que tenemos hoy en día estamos todos muy atrofiados.
Objetivo 3. Seguridad. A parte de para la espalda para la calle. La verdad es que la idea de que lleve reflectores como parte de la decoración es simplemente genial, eso y las tiras acolchadas para no hacer daño cuando llevemos algo menos de ropa. Al final la mochila es un elemento más que puede ayudar a dar visibilidad a un niño o evitar un accidente. Nunca lo habíamos pensado así...
Objetivo 4. Ser el más molón del cole. No es por fardar pero la mochila dragón es PRECIOSA. No hay ninguna igual en el cole, entre tanta Patrulla Canina es bonito poder tener un dragón con el que además poder jugar y esconder cosas en sus compatimentos secretos (los bolsillos de los pies). Soy el más molón del cole. ¡Palabra!
Las mochilas las distribuye Tallytate en España a multitud de tiendas especializadas de puericultura (por ejemplo Pañales y más), eligen siempre lo mejor de lo mejor y la calidad máxima por lo que si está en su catálogo estamos seguros y contentos.
Objetivo 1. Amar la mochila, para ello abrimos y cerramos los enganches mil millones de veces, pusimos las manos en los velcros y además decoramos la lengua. la mochila de nombre impronunciable, Affenzahn, tiene muchas cosas fardonas que le han gustado a mi madre: que es ergonómica, que se adapta a la posición de hombros, que se cierra por delante, que tiene dos zonas diferenciadas para poder poner la agenda y el desayuno, que es reflectante para cuando vas por la calle... Pero en realidad lo que mola es la lengua. Y ahí estamos los dos de acuerdo.
Allí hay una foto mía y los datos necesarios para que me localicen a un progenitores que pueda castigarme hasta que cumpla los 18 años. Si, más o menos calculo que es lo que me van a castigar si me vuelvo a perder...
Objetivo 2. Autonomía. Otra cosa que es importante en el cole es que seamos capaces de ponernos las mochilas. Ese era el motivo por el que la otra iba descabalada siempre. Las tiras tenían que ir sueltas para que pudiéramos ponérnoslas tranquilamente pero como no tenía tiras frontales para fijarla quedaba colgando para todas partes. Si bien aún no llevamos mucho peso ni andamos mucho con las mochilas es mejor empezar a cuidar las espaldas desde pequeños porque con los hábitos que tenemos hoy en día estamos todos muy atrofiados.
Objetivo 4. Ser el más molón del cole. No es por fardar pero la mochila dragón es PRECIOSA. No hay ninguna igual en el cole, entre tanta Patrulla Canina es bonito poder tener un dragón con el que además poder jugar y esconder cosas en sus compatimentos secretos (los bolsillos de los pies). Soy el más molón del cole. ¡Palabra!Las mochilas las distribuye Tallytate en España a multitud de tiendas especializadas de puericultura (por ejemplo Pañales y más), eligen siempre lo mejor de lo mejor y la calidad máxima por lo que si está en su catálogo estamos seguros y contentos.
