La Semana Santa en Madrid

La semana santa es un rollo. Hay tipos con cucuruchos en las cabezas y no lo entiendo para nada. Además mi mami tiene todavía la pata tiesa y no podíamos salir de Madrid así que no nos quedó otra que recorrer los precioso pueblos de la zona... Vamos, que nos quedamos en Madrid.

Mis papis que son un poco sádicos consiguieron hacer planes para casi todos los días y la verdad es que molaron bastante porque me dejaron pastar por el campo cual vaca salvaje y corretear por colinas bucólicas emulando a Heidi. Las cosas como son, yo contra más pueda hacer el bruto mejor.

El primer día fuimos a Buitrago de Lozoya, un pueblo muy majo donde la gente daba datos super majos sobre Isabel, que debe ser una serie muy rigurosa teniendo en cuenta lo que se han ceñido a la misma todos los que pasaban por allí. El pueblo era muy cuco, además por esa zona haya cosas preciosas, todo lleno de pueblos con cuestas (esto le mola mucho a mi padre cuando tira del carro hacia arriba).

Entre los pueblos fardones que visitamos en esta ruta destacaremos la visita a Prádena del Rincón. El pueblo es igual que todos, muy mono y empedrado... pero tiene varias rutas a pie muy majas. Como soy canijo sólo hay una que podíamos hacer, se denomina la ruta del agua y acaba después de un kilómetro por una acera muy habilitada llegas a la Laguna del Samoral, una pocholada llena de mariposas y cositas entrañables. Lo único es que mis padres no me dejaron despeñarme hacia el agua. Se ponen muy bobos con esas cosas.

También pasamos por Horcajuelo y  Montejo de la Sierra. Lugares guays para comer bocatas enormes. Tengo hambre, ¿Qué pasa?

Al lado de casa hemos descubierto que hay una laguna. Y un parque de esos ecológicos. Así que nos pusimos en marcha con mi nuevo y recién adquirido gorro de paja de señor mayor y paseamos por los parajes llenos de pinos y con el "aroma" del río. Huele mal, no os voy a engañar. La laguna del Campillo y la Dehesa tienen actividades para críos y además es donde termina el memorable Tren de Arganda "que pita más que anda" y donde por alguna razón me quieren montar... Que manía con usarme como escudo humano.

Y para terminar fuimos a Colmenar de Oreja. Allí vimos cosas superguays. Me dejaron oler el vino de una bodega super bonita con una cueva llena de vasijas gigantes. El pueblo era muy apañado, tenía cosas preciosas y comida muy contundente. La tita Iratxe se vino y sacó muchas fotos y después de que nos cayera el diluvio universal mi mami acabó pegando voces a una esquizofrénica del pueblo. Los señores rurales dan miedo, son como los locos de las pelis de manicomios pero sin echar espuma por la boca. Bueno, a lo mejor si la echa en la intimidad.

Fue superguay. Pero estoy matado muerto.


Canción: La Resiliencia - Bernardo Bonezzi


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1 Comentarios

  1. Gracias por la recomendación, en cuanto podamos iremos a visitar Buitrago.

    Un abrazo!

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