Ya sabéis que en esta familia nos encanta viajar. Lo hacemos siempre que podemos porque es una experiencia muy enriquecedora y divertida. Además intentamos que de cada visita se saque algo productivo por lo que una visita de carácter cultural es siempre obligatoria. Muchas veces confiamos en que el peque lo aguantará, otras intentamos acoplarnos a visitas teatralizadas que encantan a los más pequeños y, por vía de mal recurrimos a alguna película o serie para aumentar su interés. La verdad es que no hemos realizado aún pasaportes lúdicos, mezcla de falta de tiempo, ganas o creatividad unido a que cualquier cosa que sea escribir le huele a colegio y en lugar de sumar resta. Cada familia tiene sus maneras de llevar a sus peques y lo que no funciona para una puede servir para otra. Nosotros descubrimos que lo que si le gusta es anticiparse y tener algún aliciente o conocer lo que va a ver para saber lo que debe esperar. Le conocemos como el "no me gustan las sorpresas".

Fue hace mucho tiempo con una visita al Museo del Prado donde trabajamos un cuento muy cortito con actividades donde averiguamos que el trabajo previo es lo que mejor nos funciona. Hacer las actividades antes y encontrar algo que le motive en la visita. Por eso suele salir contando relojes cada vez que visitamos un palacio o haciendo cosas inverosímiles producto de alguna idea que hemos tenido viendo las características del lugar que visitamos. Pero esto aún no lo hemos implementado a las visitas de carácter religioso. 

Tenemos pendiente la entrada a la catedral de Burgos (que ya hemos visitado por fuera) pero era muy canijo y no pensábamos que fuera capaz de entender su magnitud. Lo que no sabíamos es que tienen unas de esas anécdotas que esconden las catedrales en forma de autómata come moscas, eso lo hemos descubierto con este peculiar y original libro llamado ¿Dónde está el Papamoscas? 

Se trata de un libro ideado por Jairo Rodríguez Nieto , Juan Durán Barriga y Diego Quintanilla López- Tafall que a simple vista puede parecer un simple libro de fotografías pero que es algo más. Se trata de un libro con poco texto, apenas un par de páginas al inicio del mismo para presentar a dos personajes que son representativos de la catedral, por una parte el autómata del reloj y por otra el perrito de la condesa de Haro. 

Después de eso es una colección de bellas fotografías el templo en su interior y en su exterior. No sé si os pasa pero mi hijo tiende a ignorar los gráficos de cualquier documento. Su atención hacia las fotografías de monumentos o paisajes no es lo que se dice remarcable. Pero aquí es donde viene la gracia. El libro es una especie de ¿Dónde está Wally? en el que el famoso Papamoscas y el perro se escoden en cada imagen. De esa forma tendrán que escudriñar los detalles de cada instantánea y, de paso, fijarse en los magníficos rosetones o las esculturas de la catedral. 

Me parece una idea magnífica, ayudándoles un poco con los refuerzos de los pies de foto pueden aprender mucho y reconocer algunas de las páginas en su visita recordando donde escondieron los falsos visitantes en vivo y en directo. Una forma divertida y diferente de aumentar su interés por el arte y conseguir una visita totalmente diferente. 

El libro con una impresión fotográfica impecable es una guía para los más pequeños muy útil para revisar y recordar también su viaje. Una idea muy original en un formato grande de tapa dura que me parece exquisito. 

Lo puedes comprar en Amazon. 

Ficha del libro. 

EDITORIAL: Juan Durán Barriga