Mi mamá me ha llevado de nuevo al IKEA, muchas veces va por la mañana con mi tía Maria a desayunar allí y luego me dejan jugar en alguna de las habitaciones que tienen. Es una casa super grande porque está lleno de habitaciones muy chulas y bonitas pero dejan pasar a mucha gente, así que los que vivan allí no pueden ir a hacer poo poo tranquilos.

Esta vez fue ella a jugar en una habitación con otras mamis. Los nenes grandes se quedaron a jugar en la piscina de bolas, me dio mucha envidia porque aunque soy pequeño me gusta jugar y chupar cosas con los demás, así que me quedé con los mayores que son un rollo.

Mientras hablaban mi mamá me dejó jugar con tooooodo lo que había allí: marionetas, juegos de piezas, peluches blanditos, la botella del agua… y además, como siempre ligué con una señora rubia muy guapa que me llevó a ver un árbol de navidad la mar de bonito.

Mientras explicaban a los mayores que todo con lo que estaba jugando era muy seguro y que otros nenes de señores que trabajaban allí se encargaban de probarlo para que nosotros sepamos que es divertido. 

A mi mamá siempre le ha gustado mucho el IKEA así que yo ya tengo juguetes de esos. Concretamente una torre de cositas de plástico que me encanta destruir y que me rescatan a diario de debajo del sofá. Mi mamá disfruta mucho haciendo la torre alta y yo tirándola para que haga mucho ruido. Es un juguete genial que me encanta.

Y por lo que intuyo estoy seguro que los Reyes Magos me van a traer más juguetes del IKEA, primero porque son divertidos, segundo porque son educativos, tercero porque son muy seguros y cuarto, porque además por cada peluche blandito que compren los Reyes donan un euro a los nenes que no tienen navidad.