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lunes, 4 de febrero de 2019

La era de la incomunicación : Falsos mitos en la alimentación infantil


La primera charla que tuvo lugar en el Blogtrip Puleva Infantil de este año vino de manos de una de las diosas de la comunicación de los últimos años en cuanto a divulgación popular de salud. Es importante explicar, para los que son ajenos al fenómeno Boticaria, que de un tiempo a esta parte usando blogs y redes sociales y juntándose a grupos de opinión en internet (sobre todo relacionado con madres) Boticaria García tiene un hueco en cualquier foro y además una legión de seguidoras. Es posiblemente gracias a su sensatez y que además la muchacha es muy  maja.

Después de ejercer como boticaria rural se pasó la bando de la divulgación y se dio cuenta de que internet era la mejor manera. Según reza en su biografía eso de “he leído en internet” le ponía muy mala así que decidió ser ella la que lo escribiera y poner un poco de sensatez. De ese modo consiguió colaborar en radios, periódicos y diversos medios para hacer la salud un poco más asequible y divertida. 

Además ha publicado El paciente impaciente y El moco radioactivo (orientado a padres primerizos).
La verdad es que a pesar del viaje, del cansancio de la semana y de muchos otros factores la charla de Marián fue un autentico placer. Como no podía ser de otro modo  sus mitos sobre nutrición versaron , sobre todo, de la leche.

1.    La leche provoca mocos

A día de hoy no hay evidencia científica sobre el aumento de los mocos por el consumo de leche, al contrario, sólo se reconocen valores nutricionales  y básicos para la primera infancia de los más peques.

Una de las cosas más para´cticas que aprendimos durante la charla es a justificar las afirmaciones de forma rotunda con artículos científicos reconocidos, Por eso, y ante los incrédulos que prefieren una buena leyenda urbana a un buena estudio lleno de palabras rebuscadas y pruebas os dejo dos artículos sobre el tema:

¿La leche aumenta la producción de mocos?
El consumo de leche no está vinculado a la producción de mocos o a generar asma.

2.    El humano es el único animal que toma leche después del destete


Me van a permitir que cite algunas de las cosas que hacen los humanos y nadie más es capaz de hacer: ir en coche, cocinar un buen cocido, leer un libro bien gordo o vestirse con  estampados de florecitas. Estas afirmaciones tienen el mismo rigor que la de la leche. Tal cual.

3.    Leche cruda es más nutritiva 


Y también más potencialmente peligrosa. Esta idea descabellada procede de la comunidad catalana donde se permitióla venta de la leche cruda por parte de ganaderos de forma directa a trav´ñes de pequeños comercios o en la propia explotación. Si Pasteur levantara la cabeza seguro que volvía del tirón a su tumba del susto. El proceso de pasteurización de la leche es bastante simple y la parte ma´s importante lleva a calentar la leche a elevadas temperaturas para acabar con las posibles bacterias potencialmente dañinas para el organismo humano. Entre esos bichos de los que disfrutamos con unas preciosas fotografías en la ponencia los más peligrosos son Campylobacter, Salmonella, Escherichia coli, Brucella melitensis, Mycobacterium bovis y el virus de la encefalitis por garrapatas.

Por fortuna la leche pasteurizada había acabado con este tipo de enfermedades pero gracias a estas corrientes en los últimos años se han dado brotes de ellas en Europa.

Más información sobre los riesgos de tomar leche cruda en este artículo de la EFSA .

4.    El aceite de palma es muy malo

Recordaréis que no hace mucho el aceite de palma era la principal preocupación de cualquier ser humano y todo íbamos escudriñando las etiquetas de los super mercados para no alimentar con veneno a nuestras criaturas (aunque olvidábamos mirar el resto de productos de consumo familiar). Esto se produjo por la returada de un supermercado de sus productos con leche de palma de los lineales por motivos de ética ya que la producción de aceite de palma es un problema medioambiental de dimensiones apoteósicas.

Desde ese momento se empezó a demonizar el uso de aceite de palma y casi todas alas empresas han incluido en la medida de lo posible las etiquetas de SIN ACEITE DE PALMA para evitar la ruina y han rediseñado sus productos (incluso con aumentos de precio) para que  la gente consuma sin miedo.

Hace no mucho asistimos  otras conferencias sobre aliementación infantil y salió el tema también. Si bien el desarrollo de los productos sin leche de palma se ha convertido en un reto de responsabilidad nos informaron sobre los valores nutricionales de la leche materna y en ella, la madre, produce en gran medida aceite palmítico que pasa al bebé. Por eso muchísimas leches infantiles (me refiero a leches para bebés para aquellas madres que no dieron pecho por el motivo que fueran) intentan copiar la estructura de la leche de producción natural y lo incluyen como parte importante de su composición. Imitar la leche real del cuerpo humano es, de cajón, lo más sensato para este tipo de alimentos, y por tanto su eliminación de los mismos es compleja y contraproducente. Aclaro que Puleva comercializa este tipo de productos de alimentación infantil, estoy aportando datos para hacernos una idea  de lo que sucede en el organismo.

Ahora bien. El aceite de palma como grasa saturada no es un alimento “sano” y conviene usarlo en la menor medida posible. Por su coste además está presente en muchísimos alimentos que ya de por si no son muy saludables. El aceite de palma se encuentra casi siempre en alimentos procesados por lo que ya en si mismos son poco recomendables. Además es obvio que el impacto medio ambiental del mismo es nefasto.

Citando a la OMS: “Menos del 30% de la ingesta calórica diaria procedente de grasas (1, 2, 3). Las grasas no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables), y grasas trans de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes tales como vacas, ovejas, cabras y camellos). Se sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1% (5). En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar (4,6).”

5.    La leche tiene antibióticos 

Reconozco que en mi ignorancia era la primera vez que escuchaba semejante afirmación. Después de la charla he echado un vistazo a la legislación y a los procesos habituales en las granjas donde ordeñan leche para consumo y es imposible que la leche que se consume en los hogares pueda contener antibióticos. La leche de vacas en tratamiento no entra en la cadena de producción y de hecho pasa por tantos controles desde su recogida que es 100% seguro de que en ningún caso podrán falsearse o cometerse errores en todos ellos.

En 2016 analizaron la producción de leche y nada de hormonas raras ni de antibióticos , y por cercanía tampoco los encontraréis en los huevos o en la carne. Podéis consultar los resultados aquí. 

6.    La leche tiene hormonas 

A la hora de investiga esta afirmación o mito he tenido mis más y mis menos con internet. Hay millones de fuentes alarmistas al respecto y otras que aportan datos sobre tipos de hormonas y su información nutricional real  el impacto sobre el ser humano.

Las vacas para producir leche necesitan tener hormonas, es un proceso biológico porque sin ellas no pueden alimentar a sus terneros. Ahora bien, según los estudios estas hormonas son sorprendentemente parecidas a las del ser humano y por eso su asimilación no es mala.
Independientemente de los problemas de alergias e intolerancias de los que hablaremos más adelante.
Las leches orgánicas que siguen el estándar USDA prohíben el uso de hormonas sintéticas en la leche. Por si así te quedas más tranquilo. Eso sí, no es más saludable que la leche “normal”, tampoco menos, para que quede claro.

Información sobre las hormonas en la leche de vaca. 

7.    Las bebidas vegetales son más saludables

Este tema me encanta. En mis tiempos se generó esa moda de que las leches de soja eran mucho más sanas. Y allí que me fui al super a probarlas… Pero amigos, es que era como tomar zumo de rama. El fallo fue mío por creer a pies juntillas cualquier campaña que salía por los medios y no molestarme en leer sobre el tema. Mi romance con las bebidas vegetales duraron poco, concretamente el cartón acabó en la basura (amarilla por supuesto) porque no me agradaba el sabor.

Las bebidas vegetales (que no leches vegetales) no son leche. Me explico. La leche de vaca es uno de los alimentos que más valor biológico aporta al organismo por su cantidad de hidratos de carbono en forma de lactosa, el calcio, la vitamina del complejo B y del tipo A y D y también en minerales como magnesio, fósforo y zinc. Eso sin hablar de leches con refuerzo nutricional. 

A parte de esto la lactosa natural de la leche favorece la absorción del calcio  del magnesio que tan importante es en edades tempranas y en la vejez. No sólo te aporta esa cantidad necesario si no que además te ayuda a asimilarla de forma natural.


Los estudios dicen que la leche más consumida en nuestro país es la semi desnatada pero si hablamos de nutrición infantil recomiendan que sea leche entera porque los peques tienen necesidad de esa “grasa” en su desarrollo, sobre todo si tienen una dieta sana y equilibrada.

Todos estos componentes no aparecen en las bebidas vegetales que hay en el mercado. Es más aprovechando la lección de Boticaria me he ido al super y he estado mirando las etiquetas de las bebidas vegetales y me he llevado una gran sorpresa. Los contenidos de las mismas serán casi ridículos. La leche de almendra lleva un 3% de almendra, la de sésamo andaba igual más o menos. Ninguna bebida de soja lleva más del 4% de soja… Vamos que los contenidos nutricionales son escasos y carecen de proteínas pero muchas llevan azúcares añadidos. ¡Me han matado el mito!

Resumen. Las bebidas vegetales no son necesarias para la nutrición. Pero vamos, que si te gustan adelante.

8.    Intolerancia a la lactosa vs alergia proteína de la leche

Pasamos a definir porque no lo tenía muy claro.

La lactosa es un azúcar que se encuentra de manera natural en los lácteos. Para digerirla se necesita una enzima llamada lactasa. A pesar de que hay casos de este tipo en niños pequeños es más habitual hablar de intolerancia en los adultos porque la enzima puede desaparecer y provoca digestiones complicadas en los productos lácteos.

Lo que produce la alergia a la leche son las proteínas de la leche. Me ha resultado curioso constatar que si eres alérgico a la leche la sustitución por leche de oveja o de cabra no disminuye el problema. Esto es básicamente por las anécdotas de la gente y sus trucos infalibles que se fundamentan en la nada absoluta. De hecho los especialistas recomiendan que se evite aunque no den síntomas porque pueden dificultar la identificación del problema y la solución al mismo.

La alergia suele darse en el primer año de vida y además se usa como indicador para futuras alergias. Es super importante seguir las indicaciones de los médicos para el tratamiento y el control de la misma. Muchas veces esta alergia puede controlarse y desaparecer.

En cuanto a alimentación infantil no se olvidó de hablar de:

Los menús infantiles. 

Esos menús, a veces respaldados por niños de master chef o auténticos mitos de la alimentación compuestos por Nuggets, perritos, pizzas y pasta. Y con poca variedad. Por supuesto con bebida azucarada y postre de helado o bollería industrial. Es verdad que en ocasiones los padres recurren a este tipo de menús para salvar el rato cuando están fuera o es necesario hacer una comida rápida pero es injustificable que no hay opciones que incluyan verduras o pescado en ninguno de ellos. Por cierto. ¿Soy la única persona que piensa que además para lo que dan son extremadamente caros? 

A los niños no les gustan las verduras.

Así, a palo seco y sin haberlas probado. La cultura popular ha demonizado las verduras (y la mayoría de las cosas verdes y rojas) de las dietas de los pequeños. Las frutas tampoco son muy populares entre ellos pero muchas veces es por desconocimiento, por falta de prueba y sobre todo porque los padres no ofrecen ni consumen estos alimentos delante de los pequeños.


En Del Revés en Japón Asco no respondía al broccoli porque allí les encanta, lo cambiaron por pimientos que les da más asquete. Dime entonces si no es algo cultural...

Soluciones fáciles, sencillas (y gratis)

Involucrar a los peques en la compra diaria
. Ir al super puede ser divertido. Palabra. Tocar, oler, probar y elegir los alimentos hace que se involucren y sientan curiosidad. Si además tenemos tiempo de meterlos en la cocina y que ayuden en su preparación ya eso hace Bingo total. 

Aprender a leer etiquetas. A veces la tendencia a comprar productos poco saludables viene de la publicidad, de la cercanía y sobre todo de los precios. Los productos refinados y ultrarefinados son más populares, están en  más cantidad y encima son más baratos por lo que aprender a identificarlos es básico. ¡Y necesario! Una forma super fácil es mirar las etiquetas todos juntos. Si tienen más de cinco ingredientes sospecha de su calidad. Si tú puedes llegar a esa conclusión ellos también pueden.

No me digas que no ha sido divertido y educativo. Pues esto ya sumado al juego de pasapalabra para afianzar conocimientos convirtió la charla de Boticaria García en una de las más populares y divertidas de este blogtrip. 

¡Enhorabuena!





 
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