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miércoles, 16 de marzo de 2016

Minibike de Moltó

No se si os habéis fijado en un par de detalles. Resulta que ahora hay bicicletas sin pedales ... ¡¡SIN PEDALES!! ¿Tú sabes lo que es eso? Que me ha traído Papá Noel una de esas bicis de verdad y entre el freno, los pedales, los ruedines,... sólo montarme ya me da sofocos después de la vida plácida de mi moto con su rueda ancha y sus aerodinámica.

 

Pero donde hay un problema hay una solución, y como claramente soy un poco vaguete, y además mi equilibrio va muy bien sin preocuparme de pedaleos o frenos hemos tenido que pasar por el innegable paso de las bicicletas de aprendizaje, es decir, sin pedales, y lo que menos gracia le hace a mi señora madre y a las punteras de los zapatos: sin frenos.

La Minibike de Moltó es una apuesta segura porque primero es de lo más mod, es que es ver el diseño del modelo azul con su banderita inglesa y todo y te dan ganas de ponerte una trenca, dejarte flequillo y escuchar a Cooper.
Y segundo pero mucho más importante, tiene incluido el casco para poder montar, porque amiguitos, poniéndonos serios, según al normativa actual hay que levar cascos y cualquier otro elemento de protección para cabezotas de manera OBLIGATORIA. Así que no me seáis delincuentes y todo el mundo con su correspondiente salva-cocos que no queremos accidentes.

Como somos super meticulosos con esto de probar cosas nuevas decidimos rodar al bici en varios terrenos y nos fuimos de excursión a Pedraza con ella. Era todo lo peligroso y dificultoso que se podía hacer para un primer contacto: Nieve, barro, piedras, cuestas,... Y como no podía ser de otra manera ¡Super divertido!.

Después de perseguirme cuesta abajo, dejarme trepar, saltar y acelerar, topando con el suelo un par de veces y aprendiendo que a lo mejor la existencia de frenos no era una idea tan mala pasamos la prueba de "bici de montaña" con un notable.



Pero como objetivamente la bici es para usarla en condiciones normales - y una vez superados los problemas de equilibrio iniciales - la velocidad que se puede alcanzar en llano o con una pendiente mínima da para perder, sin problemas, a tu padre o tu madre hasta que son una especie de punto a lo lejos que gritan desesperadamente. Eso es lo que mola de las bicis, ¿verdad?


Para esta prueba decidimos experimentar con un nuevo sistema que permite al padre ponerse en la piel del niño que huye a 12 kilómetros por hora. Y grabamos de esta guisa un video que es un poco mareante pero que os da una idea de por qué lo mola todo ir en bici.


La bici tiene las dimensiones perfectas para dar los primeros paseos antes de "la primera bici de verdad". Por su altura y dimensiones , a parte de porque aguanta hasta un peso de 25 kilos, es ideal a partir de los tres años y hasta los cinco, y sirve básicamente para tener el equilibrio y la soltura de conducción que necesitas para llevarla bici estándar con todos sus complementos de persona mayor.

En menos de una semana mi actividad favorita ya era la de "prueba de aerodinámica", es decir, levantar los pies en plan kamikaze en las cuestas, y la verdad es que aún no hemos sufrido un porrazo gordo. Y eso que las ruedas son francamente finas, es decir, que siendo así de estables en nada dices adiós a los ruedines.


Y vosotros, ¿Usáis bicis sin pedales? ¿Os preparáis como profesionales ya para el tour de bici infantil? ¿Seguís dándole a la moto?


 


miércoles, 6 de mayo de 2015

Soy un artista: pupitre pizarra de Moltó


A ver, en esta casa somos trastos pero honrados.

Hay un libro infantil que se llama Soy un artista de Marta Altés en el que el muchacho es un creador incomprendido. Yo me siento un poco igual.

Mi concepción del arte es un poco expresionista, no os voy a mentir, y la verdad es que he pasado del papel al fresco porque mi capacidad creativa necesitaba de nuevos espacios y dimensiones más acordes con las cosas que necesitaba plasmar... 

Vamos, que usé el Eding gordo para pintar la pared.


Mamá se enfadó un poco. La verdad es que fue como liberar el Kraken, una cosa mala como se puso... Pero luego nos sentamos a dialogar y se lo expliqué porque además de artista soy honrado. No voy a negar que por un momento pensé encasquetarme el marrón a papá pero al final tuve que decir que fui yo el artista. No entienden mi arte y mis preciosas pinceladas han sido enterradas con un poco de tipex del malo hasta que "se me quite esa manía decorativa y podamos pintar en condiciones" según palabras textuales de mi madre.

Mi proyecto para el salón

Y desde entonces las pinturas desaparecieron de la casa misteriosamente... Hasta ahora.

Los señores de Moltó, que si entienden mi arte y mi necesidad de expresar formas y colores me han dado la vida con el pupitre pizarra. Es más mono... Primero me dejaron jugar con los imanes, creo que no habían superado aun lo del Guernica del salón, y luego, poco a poco y con mucha supervisión, me han dejado pintar en la pizarra. 

Cuando no se fían ni un pelo tienen el plan B. Es decir, cierran el chiringuito y lo dejan en modo pupitre con las pinturas más inofensivas de la casa. No es tan divertido pero me vale para hacer los libros de colorear. 

Hay muchas cosas que me molan del pupitre pizarra. Lo primero es el asiento. Que lejos de ser usado como asiento es empleado para alcanzar todo lo que dejen en la mesa de la cocina (es decir, las galletas). Es sorprendentemente consistente y aguanta el peso divinamente para desgracia de mamá.

Después mola mucho tener cientos de imanes. Mi afición es que no quede ninguno en su cajón. Los distribuyo por la casa para darle más emoción. Creo que me quedan en concreto 5 letras de todo el alfabeto.

También disfruto mucho intentando comer en el pupitre. Mi madre erre que erre que es para pintar pero yo según se descuidan bajo de la mesa y me monto el piscolabis y tan pancho. Con las comidas se resisten pero las meriendas ya las hago allí.

A veces tengo la necesidad de moverlo. Básicamente lo llevo de paseo por el salón. No pesa mucho así que lo desplazó a mi antojo. Por alguna razón tampoco les gusta que lo haga. Son un poco nazis.

Por lo demás en el tiempo que lleva en el salón las paredes están intactas, no he vuelto a decorar el sofá y me entretengo una barbaridad. Estoy encantado.

El pupitre es una pasada, un regalo que todo niño creativo debería de tener en casa. Y además da muchas horas de juego, se recoge muy bien y queda la mar de mono en cualquier parte. Es resistente, tiene muchas funcionalidades y da juego hasta que eres bien grandote. Papá me pinta perros y todo a sus años, está igual de encantado que yo...

Más info del pupitre: http://www.molto.es/es/producto/pupitre-magnetico/

Canción: El Pupitre de atrás - Loquillo


domingo, 4 de enero de 2015

Cosas que hacer con una Molto Premium

Puede que las madres primerizas no lo sepan pero una de las cualidades más incomprendidas de los bebés es que somos muy tozudos, insistentes, cabezones y obsesivos. Vamos que tenemos nuestras pequeñas manías. En mi caso concreto desde bien pequeño esa manía es subirme a las motos, desde las de mayores (me he subido en todaslas del barrio) a las de los demás niños. Incluso cuando no llegaban os pies al suelo.

El advenimiento de la moto no ha cambiado eso, de hecho lo ha incrementado. Después de que el señor con barba me dejara lo que más anhelaba después de haber probado y reprobado (la Moto Premium de Moltó) que fue, de lejos, lo que más quería del mundo muncial, las cosas por Villa Friki han cambiado un poco. Durante dos semanas en lugar de despertarme a la voz de "Mamaaaaaaaa" o "Holaaaaaaaa" usé la nueva variante: "Motoooooooo".

Y es que tienen razón eso de que los moteros tienen un estilo de vida guay, así en plan bohemio, con los tatuajes (en mi caso de Cars de mentira) y el pelo al viento... En fin, que mola mucho ser motero.

Mi madre está al borde de un ataque de nervios. Dice textualemnte que me voy a abrir la cabeza porque no he aprendido a freanr con la moto, y ya le digo yo que Pedrosa no frena, que él acelera, pero ella erre que erre que me voy a abrir la cabeza. ¡Cómo será la cosa que me ha obligado ap edir un casco a los Reyes Magos! por mi seguridad física y su seguridad mental.

En fin, un motero no se separa de su moto. Y eso también lo llevo a rajatabla, puedo comer con la moto, dormir con la moto,... no he conseguido aún que me dejen bañarme con la moto pero todo se andará. Lo prometo. 


Si, mis queridos niños, con tal de no escuchar mis pataletas salgo con la moto a todas partes, de hehco si me instalaran el orinal sería capaz de empezar yo solo la operación pañal desde la "dichosa moto" - palabras de mi madre.


Pero yo creo que es obvio que soy el bebé más feliz del mundo, ¿no?

martes, 16 de diciembre de 2014

Molto Premium, ¡Motaza!

Si alguien duda del regalo ideal para un gamberro de dos años la respuesta es incuestionable: Tiene ruedas. Desde que soy un mico sólo tengo una afición y es irme montando en las motos y correpasillos de los niños del parque. Es como una fijación, niño que llega con moto, niño que se va al tobogan... ¡Y yo motorizado! Además no me inmuto, ya puede ser la moto de Hello Kitty, la de Spiderman o que el propietario llore como una magdalena. No me baja ni Perry.

Por eso en mi carta a los Reyes y Papa Noel sólo hay una cosa que pedía con ansia y anhelo... ¡La moto! Y m madre en la suya ha pedido el casco, las rodilleras y las coderas porque sostiene que no voy a durar entero ni medio segundo. ¡Mujer de poca fe!

Pues ¿Sabes cual es la cara que le queda a un bebé cuando descubre que va a tener una moto? Más o menos es algo así... (VER VIDEO)

Y no una moto cualquiera, una Molto Premium del color más bonito del mundo. ¡Rojo! Claro, esa es una deferencia entre mi madre y yo, yo sólo miraba la manera de montarme y ella lloraba de la emoción al ver que ya viene montada de fábrica. Parece que los mayores tienen un concepto diferente de la diversión.

La moto me va perfecta. Hasta ahora la mitad de las motos me quedaban "grandes", es decir, me monto y quedo con los pies colgando de forma que o un sólo pie llega al suelo o yo entero llego al suelo, así, en plan saco de patatas todo lo largo que soy. De alto mide casi 50 centímetros (algo más de treinta hasta el asiento) así que voy sobrado. Y como las ruedas son muy anchas he pasado de ir despacito al conocido "modo kamikaze", consiste en aprovechar la aerodinámica y echar el cuerpo entero para delante como si fuera una bala mientras oigo sutilmente el grito de mis padres detrás "noooooooooooo". Super divertido. Aún fallo un poco en eso de las curvas, es que aunque la rueda sea gorda uno se cree Marc Marquez y las cojo directamente en horizontal.

Después de escacharrarme varias veces puedo afirmar que la Molto Premium es INDESTRUCTIBLE, no se ha desconchado ni una pegatina... Un lujazo. Teniendo en cuenta lo -y cito - "animalito de bellota" que puedo llegar a ser está bien saber que me pueda durar hasta cumplir los cuatro años para pasar a los vehículos con pedales.

La he sacado poco de casa, es que llueve y se moja, o lo que es peor, me mojo yo. Pero desde luego es todo terreno y aguanta las inclemencias del tiempo y de las aceras. Porque bordillazos ya le he dado tres y no ha sufrido ningún reventón de ruedas. ¿Tendrá algo que ver que son de plástico sólido?

En fin. Que me veréis con mi moto mucho, mucho. ¡Adios correpasillos! ¡Hola Moto GP!

Más info: http://www.molto.es/es/producto/molto-cross-premium-chico-2/
 
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