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martes, 21 de junio de 2022

Visita a los Viñedos y la vinícola de Arganda del Rey. Madrid

Una de las excursiones más divertidas que se puede hacer con niños es visitar una bodega y si además lo puedes acompañar con una vuelta por las plantaciones de viñedos te puede salir la jugada redonda porque aprenderéis muchísimo. Si sois de vinos siempre está bien acabar con una degustación pero si no tampoco descartéis el turismo enológico como parte de una primavera/verano perfectas porque en este periodo de floración y cosecha podéis vivir experiencias únicas entre viñedos. Hoy os hablamos de la experiencia que ofrecen desde la cooperativa vinícola de Arganda que se desarrolla desde primavera hasta final del verano donde hacen pequeñas visitas guiadas con paseo en carriola o las experiencias únicas nocturnas con avistamiento de estrellas donde escapas del calor y la familia entera puede disfrutar y aprender.

Localización. 

La localidad de Arganda del Rey se encuentra en el surete de Madrid. Este municipio es la cuna de la famosa Quina Santa Catalina y posee además denominación de origen en sus vinos

Si entendéis un poco de uvas además tendréis la oportunidad de probar lo únicos vinos que se elaboran con la variedad malvar, autóctona de la zona y que había caído en desuso y ha sido rescatada por los agricultores de la zona. Además es la única bodega europea donde podéis visitar bodega y viñedos llegando en metro, no hay excusas para disfrutar de una de sus maravillosas veladas. 

Los viñedos se recorren a pie y el encargado de enseñarlos es Cipri Guillén, un hombre que lleva toda la vida en el campo y consigue trasmitir esa pasión por la agricultura y el amor por lo que hace a todos los visitantes. Conoce los campos y los ha cultivado él mismo por lo que además de explicar lo que cultivan y todo su proceso de selección se arremanga las mangas y demuestra cómo limpiar una cepa o cuenta anécdotas sobre el campo de primera mano. La pasión de la visita se trasmite desde que comienza con un paseo de dos kilómetros por el campo para ver la zona. 

Arganda se encuentra en un enclave privilegiado entre ríos por lo que ha sido una base para la agricultura desde la prehistoria y es bonito que se conserven este tipo de iniciativas. La bodega con 80 años de antigüedad apuesta por lo nuevo y la fusión con ideas novedosas. Rescatan cepas autóctonas y arriesgan en sus vinos lo que les ha valido una buena cantidad de premios. 

Pero este paseo por el campo es sólo el principio de las visitas diurnas. El trasporte entre la bodega o punto de encuentro y la zona de cultivo se hace en carriola lo cual suma encanto a la experiencia, es el mismo método de trasporte que se usa en las catas nocturnas con actividad didáctica de observación de estrellas.


La visita

La visita se compone de tres partes. La primera es conocer el campo. Es razonable ya que así somos capaces de entender la magnitud de la importancia de la uva en esta zona además de entender los procesos y valorar los productos locales y el consumo de kilómetro cero. A parte de producción de vino nos recuerdan en la visita que disponemos de aceites locales de primera calidad. 

La segunda parte de la visita es la bodega. La asociación vinícola no sólo trabaja con los agricultores de Arganda. También desplazan el producto desde otras zonas cercanas para mantener la denominación de Origen de Madrid lo cual ha permitido que se convierta en un centro neurálgico de la producción de vino de la comunidad. En cuanto a producción propia elaboran vinos con variedades de tempranillo y las más inusuales Syrah y Malvar (blanco nativo de Arganda). 

Conoceremos el proceso desde la entrada de la uva en la bodega hasta el envejecimiento y etiquetado en la sala de crianza. Una sala bastante impresionante en cuanto a dimensiones. Pero no olvidan pasar por la zona industrial de descarga, prensado, almacenamiento... 

Es de las pocas bodegas donde se llevan a cabo todos los procesos en la misma sede (producción, elaboración, envejecido, etiquetado y distribución) así que es muy interesante.


Como no puede ser de otro modo se termina con una degustación entre barricas de los tres mejores productos de Vinícola con maridaje: Blanco Malvar acompañado de ceviche de salmón, Joven Roble con risotto de setas y Reserva con croquetas de cocido, elaboradas por el Restaurante Vitis, socio de las Rutas del Vino de la Comunidad de Madrid y situado justo en el mismo recinto de la bodega.

Por supuesto podemos decir que hay una cuarta parada obligatoria, la tienda que puede ser visitada sin hacer la visita para comprar sus vinos en cualquier momento.

¿Por qué visitar bodegas con niños?

El vino es parte de la cultura mediterránea y el cultivo de la viña es una de las actividades agrícolas más destacadas de la península. Además con la visita a viñedos y negocios locales aprenden muchas otras cosas como la "Historia Agrícola" local, la importancia del sector primario, secundario y terciario, ven de primera mano la brotación, floración, el cuajado. 

Comprenden lo que es la agricultura tradicional, agricultura intensiva viéndolo con sus propios ojos. Pisan un campo y ven cómo se trabaja, observan los frutos fuera de un libro y los tocan y los huelen. ¡Incluso se pueden comer un tallo que está riquísimo! Es una experiencia de lo más enriquecedora. 

Mi hijo al pisar el campo notaba que se hundía porque estaba trabajado, observó como las cepas abrazaban los alambres y se maravilló con los tamaños y las diferencias de los distintos tipos de planta y de uva que producían. Es cierto que a pesar de tener maravillas así de cerca los peques no las han disfrutado de primera mano. Y es que a veces, al ser de ciudad, olvidamos mirar al campo y lo que nos tiene que enseñar. Desde luego no es la primera bodega que visitamos porque siempre intentamos incluirlas en las rutas como las de Colmenar de Oreja, La Rioja o en Oporto porque al final siempre aprendes cosas nuevas y nos maravillamos. Y los mayores salimos siempre un poco más contentos, ya me entendéis. ¡No dejéis de visitarlas!


Consultar web para reservas y visitas. 

Lunes a viernes de 09:00 a 13:30 y de 15:00 a 18:30.
Sábados y domingos abierta únicamente la tienda.
Teléfono información: 918710201
Camino San Martín de la Vega, 16, 28500 Arganda del Rey, Madrid

martes, 3 de marzo de 2020

Un paseo por las trincheras del Cerro del Melero, Arganda

Hoy os proponemos un viaje al pasado, a la guerra y a las trincheras que se construyeron para la batalla del Jarama allá por 1938.

El ayuntamiento ha acondicionado la zona y es una autentica aventura escondida justo detrás del Hospital del Sureste y que garantiza un paseo muy emocionante con los peques, una oportunidad única para poder hablar de la historia reciente y de la guerra civil de forma práctica y sencilla.



Pongámonos en antecedentes. La defensa de la línea del Jarama era necesaria para la defensa de Madrid. Cortar la comunicación con Valencia donde estaba el presidente de la II República era uno de los principales objetivos de esta etapa de la guerra para los franquistas. Eso explica la estructura excavadas el Cerro del Melero, un autentico fortín donde hay nidos de ametralladoras de hormigón, un observatorio cubierto, trincheras con capacidad de hasta 30 soldados. 

Multitud de estructuras que no son accesibles al público son el refugio antiaéreo que está en perfecto estado porque finalmente el cerro no fue un lugar estratégico de batalla. Eso ha hecho posible que la restauración haya sido posible y nos podamos sentir en una autentica película.

El recorrido comienza en la escultura conmemorativa cedida por la Fundación Capa y que representa el río Jarama, muy cerca de un parking en la zona residencial justo detrás del hospital. No os preocupéis, la ruta es sencilla, sin gran desnivel y francamente corta.

No es accesible con carritos, se accede por un sendero bien delimitado pero de tierra y piedras con escaleras. Además en la zona atrincherada si que hay zonas empinadas y escaleras contundentes. Todo el camino tiene paneles indicativos que ayudarán a aprender mucho sobre lo que sucedió en la zona. Además de mapas del recorrido hay documentos y fotos de época que ayudan a ambientarse.


Otro gran acierto es la inclusión de las figuras de soldados que están colocadas estratégicamente para comprender los caminos y las zonas donde estaban en la batalla

Un motorista, un francotirador, un soldado de tierra... Todos ellos trasmiten la sensación de volver al pasado, entre eso y las fotos que hayáis visto harán volar la imaginación. Tened en cuenta que es un museo al aire libre con acceso gratuito y visita libre por lo que dependerá mucho del tiempo que dediquéis a leer la información para entenderlo aunque en ocasiones hay visitas guiadas.

Recorrer los 250 metros de trinchera en zig zag, asomarse al refugio antiaéreo, sentarse en los sacaos de arena, y mirar las vistas desde el Cerro son una interesante excursión con niños por las inmensas posibilidades. Pero también con los más mayores porque es una lección viva de historia.

Os dejamos con un video para que veáis lo que da de sí acercarse a Arganda a descubrirlo. 



 
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